14-Rei es una perra

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El sexo entre Enji y Eimi se había vuelto algo frecuente entre ellos nuevamente.

La chica de ojos rojos besaba a aquel hombre que no debería estar besando, Enji la besaba con sumo cuidado, como si tuviese miedo de llegar a romperla. La sostenía del rostro, también con miedo de que ella lo abandonara.

Bajó a su cuello dándole esos besos que le arrancaban hermosos suspiros. De un movimiento le retiró la blusa y ella hizo lo mismo con el.

— No sabes cuanto te deseo. — habló él cerca de sus labios mientras quitaba su brazier.

Levantó a Eimi en sus brazos y ella se aferró a sus hombros para no caer, los labios de Enji jugaban con los de la chica, con una mano la sostenía para que no cayera y la otra estaba enredada en su corto cabello. Las manos de la chica acariciaban la espalda de Enji cuidando de no clavar sus uñas y activar su Kosei por error.

La levanto un poco más y sus senos quedaron frente a su rostro, gracias a esto Enji no perdió tiempo para jugar con ellos y la lengua del hombre le arrancaba suspiros. Los ojos rojos de Eimi miraron a los azules de Enji, el tiempo se detuvo.

Eimi sostenía el rostro del pelirrojo, ambos mirándose como si tuviesen miedo de volver a perderse. Llevaban medio año teniendo encuentros sexuales y a diferencia de Enji que no le importaba en lo más mínimo serle infiel a la dulce Rei, a Eimi si que le importaba el serle infiel a Toshinori.

Pero aún así estando junto a Enji solo importaban ellos dos.

Volvieron a unir sus labios y ya la ropa había sobrado hacía rato. La temperatura subía en aquella habitación de hotel. Enji sobre la chica se alejó de sus labios y volvió a verla, Eimi era tan hermosa ante sus ojos, tan perfecta y la perdió de la peor manera.

Introdujo dos dedos en ella arrancándole un suspiro, sintiendo lo mojada que estaba solo para el.

La penetró de manera lenta y ella apretó los hombros de Enji mientras se sentía llenada por su virilidad.

— Siéntelo. — le susurró al oído.

Ahí empezó el lento va y ven. Eimi debajo de Enji retorciéndose de placer mientras el intentaba distraerse para no correrse tan rápido. El de cabello rojo la besaba mientras la penetraba, sus manos entrelazadas.

— Enji ~ — gimió la de hebras rosadas. — Más rápido.

— Aún no.

El quería hacerla llegar con sexo lento y sabía que estaba a punto de hacerlo.

La chica miraba aquellos ojos turquesa mientras sentía un mar de sensaciones nuevas al lado del héroe de fuego.

— ¿Lo sientes? — preguntó haciendo las embestidas más lentas aún. Eimi asintió mientras se mordía el labio para no gemir.

Un par de embestidas más fueron necesarias para que la de ojos rojos llegara a su orgasmo.

-.-.-.-.-.-

— Yo luzco feliz después del sexo, ella luce como si perdió un par de civiles en una misión. — señaló Airi mientras rellenaba su copa con vino tinto.

— ¡Soy mala persona! — se quejó Eimi chocando nuevamente su frente de la mesa.

— Poison Ivy, la heroina ambigua. — se burló Saori que estaba un poco ebria.

— me gusta.

Eimi miró a su hermana y a su mejor amiga, ambas la miraban sonriendo y nunca deseo más que Shiori estuviese cerca para que pusiese en cintura a esas dos malditas frente a élla, ¡pero no! Llevaba dos meses en una misión. Que horror.

— ¿Que está mal con ustedes? — se quejó haciendo un puchero.

— Lo mismo que contigo, maltratos y poco amor de nuestros padres. — la de ojos negros levantó su copa como si brindara y la albina empezó a reír.

— ¡Traicionó a Toshi y a Rei! Soy una horrible persona.

— Me siento mal por Toshinori, pero Rei se lo merece por ser una maldita perra.

— ¿Cual es tu problema? Rei no te ha hecho nada.

Y ahí empezó la larga charla de porque Airi consideraba que Rei era una perra, había dicho eso un millón de veces y nunca iba a cansarse de hacerlo. Eimi solo giró los ojos mientras bloqueaba las palabras de su hermana mayor en su cabeza.

— Saori, ayúdame.

— Tu hermana tiene razón, Rei es una perra vestida de cordero.

Y eso fue todo, Eimi se colocó de pie y dejó ahí a las mujeres ebrias. Debía tranquilizarse antes de llegar a su apartamento. Pasó la mano por su cabello mientras suspiraba. Ya llegaba a la mitad de su espalda.

Ahora no pensaba en que era una maldita infiel que estaba engañado al mejor hombre del mundo con el imbecil más grande del mundo, pensaba en el odio que su hermana le juraba a Rei Todoroki. Esa albina estaba casada con aquel que fue el amor de su vida pero a Eimi no le importaba ¿por qué a su hermana si?

Rei no le debía nada...

Pero quizás... había más en la historia de lo que ella conocía.

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Ardiente Veneno- Enji Todoroki / EndeavorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora