3- Gran Torino

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Eimi estaba junto a Saori que la miraba con la boca abierta, le había confesado todo lo sucedido el día anterior con Enji, claro que no había dado detalles sino Saori le hubiese congelado los labios.

— ¡Di algo! - pidió.

— Wow... - Eimi entrecerró los ojos con ira. - esto me supera, eso es más de Airi.

— ¡Soy un asco!

Saori empezó a reír ante eso.

— Eso no es ser un asco, eso es ser tu hermana.

Ambas rieron. No importaba si tenían veinte o cincuenta años, cada vez que alguna hacía algo malo o estupido debían compararla con Airi la que se sentía orgullosa de influir en ellas.

Las dos amigas se pusieron al día, solo tenían pocos meses sin verse pero tenían que contarse todo a lujo de detalles, la oficina de Eimi era grande, casi del tamaño de la de Enji, el no sabía cuánto tiempo estaría la chica ahí y por eso le dio una cómoda oficina.

— ¿Por qué volviste? - preguntó la albina con la vista en su teléfono mientras lamía uno de los chocolates que también eran cortesía del héroe no.2

La de ojos rojos suspiró antes de hablar -. Tengo que protegerlo.

— ¿No crees que ya tienes tus propios problemas? Y más viniendo...

— Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme por el.

El sonido de la puerta dejó a Poison Lady con la palabra en la boca, fue a abrir y se encontró con Endeavor.

— Debo hablar contigo. - indicó el pelirrojo mientras apagaba las flamas de su rostro.

— No tengo tiempo.

— Me voy, Eimi te veo luego. Enji. - la albina salió de ahí dejándolos solos, la de ojos sangre no tuvo más opción que indicarle al héroe que pasara.

Silencio malditamente incomodo era lo que había entre ellos dos, la de pelo rosado miraba por la enorme ventana mientras que Enji la veía a ella y aún no podía creer que era real, no entendía como es que ella seguía ahí, como si el mundo le daba una segunda oportunidad para hacer las cosas bien ahora, la luz del sol entraba y se reflejaba en su piel haciéndola ver más brillante, su pelo parecía más claro aún y sus ojos brillaban intensamente. Enji era imponente, alto y robusto con 23 años. Pero ahora con Eimi a pocos pasos se sentía diminuto e indefenso.

— Sigo esperando que hables.

¿Y ahora que? El no tenia nada que decir y lo suyo no era inventar cosas sobre la marcha, ella seguía mirándolo apaciblemente. Enji se acercó a ella y volvió a notar su pequeño tamaño. Los ojos turquesa veían a los rojos. Enji abrazó a Eimi.

La sorpresa se apoderó de la chica, Enji no podía solo llegar y abrazarla ¿Verdad? El pelirrojo era cálido y a Eimi le gustaba esa calidez, lo rodeó con sus pequeños brazos y fue cargada, un pequeño grito escapó de su garganta al sentir que sus pies ya no estaban en el suelo y se aferró más fuerte a Enji.

— Me caeré. - susurró en su oído. Aferrada a su cuello y acariciando esos cabellos rojos.

— ¿Crees que yo te dejaría caer?

Eimi apretó más a Enji, le aterraba que se desvaneciera, le aterraba de sobremanera volver a perderlo. Se miraron y aquella mirada dura del hombre era una más apacible, parecida a aquella que le daba a los quince años cuando ella salió herida en el examen de ingreso de U.A.

Ella sonrió aunque no por mucho tiempo, sus labios fueron invadidos por los de Enji y no pudo alegrarse más pues era aquello lo que deseaba; continuó el beso mientras lo atraía más a su cuerpo, el acariciaba su espalda haciéndola erizar como solo el podía.

Ardiente Veneno- Enji Todoroki / EndeavorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora