Oscuridad

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Hasta el día siguiente no podría volver a ver a Ash ya que al terminar las clases no utilizo el autobús sino que voy a pie a mi apartamento. Eso me hizo pensar en que en verdad disfrutaba de su presencia, más de lo que me imponía.

Hablar con él era relajante y gratificante.

Ya en casa, después de medianoche, luego de haber cenado me fui directamente a mi cama por el agotamiento que tenía. Pero como no pegaba ojo seguí dándole vueltas a algunas cosas.

«Solo nos conocemos de un día pero ya le echo de menos. Me pregunto qué estará haciendo ahora...»

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°

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Ya se había hecho de noche cuando en las calles que conducían a un callejón sin salida se escuchaban unos pasos. Unos muy acelerados y otros más relajados pero firmes.

En total eran cuatro personas las que se hallaban allí.

—¡Mierda! ¡No hay salida!—comentó uno de ellos, el cual era el líder. Golpeó con rabia el muro mientras se daba la vuelta y veía a sus compañeros.

—¡Por eso ese capullo iba tan despacio!—añadió el más bajito.

—Shhh... callaos...

—¡A mi no me des ordenes!—comentó el líder.

—¡Shhh! Ya no se oyen pasos...

—¿Que quieres decir? ¿Insinuas que ese capullo nos dejó escapar?

—No lo sé simplemente no escucho nada...

Los tres integrantes de aquella pequeña pandilla observaban con temor el único camino que conducía a aquel callejón. Sin embargo no tuvieron en cuenta un pequeño factor. La agilidad y sigilo de quien les seguía.

Descuidaron sus espaldas y concentraron toda su atención a aquel camino.

Ni siquiera se dieron cuenta de que una silueta sin rostro hacía acto de presencia sobre el muro que había a sus espaldas.

Esa silueta realizó un único, pero certero, disparo.

—¿Que demo-

Perplejos, los dos integrantes restantes de la pandilla observaban atónitos el cadáver del que alguna vez fue el integrante mas bajo. Su rostro estaba completamente lleno de sangre con una expresión terrorífica en la se apreciaba el sufrimiento y sorpresa del muerto.

El lugar del que procedía el sonido del disparo era la cima del muro que momentos antes habían golpeado. Como era tan alto dieron por supuesto que no era necesario fijarse en él. Que equivocados estaban.

Entonces rápidamente se dieron la vuelta al oír un ruido a sus espaldas. Una silueta apareció para luego mezclarse con oscuridad.

—Ese capullo está aquí...—comentó el líder— ¡Sal ahora de donde quiera que estes!

Ambos desenfundaron al mismo tiempo apuntando a la oscuridad. Comprobaron si esa silueta todavía se hallaba en el callejón sin embargo al no encontrar a nadie dedujeron que este se había por el único camino que conducía aquel callejón. Ese camino se dividía en dos.

Al poco tiempo el líder le hizo una seña a su compañero para así separarse. Ambos se separaron en direcciones opuestas dirigiéndose a la ocuridad. La cual al poco los devoró.

El líder estaba demasiado nervioso tras lo ocurrido, tanto que bajó la guardia.

Cosa que el dueño de la silueta aprovechó.

Se acercó al líder por la espalda. Saltó en el aire sobrepasando la estatura del líder. Con un rápido giro en el aire le asestó un patada con un golpe seco en la nuca.

—Argh... —se quejó el líder ya en el suelo.

El dueño de la silueta le pisoteó la mano en la que tenía el arma y la tomó antes siquiera de que el líder reaccionara. Este estaba demasiado aturdido por el golpe.

Hasta tal punto de que solo volvió en si cuando sintió el cañon de un arma en su boca. Entonces el pánico se apoderó de él rápidamente. Forcejeo en vano, ya que el dueño de la silueta estaba encima de él. Era mas fuerte que él.

Sintió como el cañon del arma era retorcido bruscamente en el interior de su boca. Empezó a jadear ante tal acción, y entre sollozos rogaba su perdón. Sin embargo la silueta no mostró piedad y apretó el gatillo.

Lo último que el líder de la pandilla pudo ver fue como la luz de la luna iluminaba una cabellera celeste.

—¡Jefe!—gritó el último integrante de la pandilla al oír el disparo.

Corriendo se dirigió hacia el lugar en el que había sido el disparo. Entre la densa oscuridad pudo ver una silueta. A la que sin dudar disparó.

Al ver como esa silueta se desplomó se acercó. Se detuvo en cuanto la luz de la luna le permitió ver el rostro de quien acababa de disparar.

—¿¡Jefe!?

Bajó la guardia e intentó acercarse al cadáver de su líder. Sin embargo no pudo siquiera llegar a su cuerpo cuando sintió la presencia de alguien a sus espaldas.

Debía, tenía que reaccionar, pero ya sabía que era demasiado tarde. Sintió dos cañones pegados a su cuerpo. Uno en su espalda cerca del corazón y el otro, el cual aún estaba caliente, en su nuca.

Supo al instante que era inútil contraatacar. Por lo que simplemente sucumbió a su destino. De reojo pudo ver unos ojos color verde aqua que no mostraban piedad ni emoción alguna.

Unos segundos después se escuchó el sordo sonido dos disparos ejecutados al unísono.

El último que quedó en pie se alejó de los cuerpos y quedó al descubierto frente la luz lunar.

Sus cabellos fueron expuestos ante la delicada luz de la luna. Estos brillaron con su característico tono celeste mientras eran mecidos por una pequeña brisa.

El silencio sepulcral del lugar se vio interrumpido en cuanto un móvil resonó en aquel frío ambiente.

—¿Y bien?— preguntó desde el otro lado de la línea una cínica voz.

—Ya he terminado...

—¿Estás listo para el siguiente?

—Supongo...

Sin más, el del otro lado de la línea colgó. Poco después un mensaje llegó al teléfono del único en pie en aquel lugar.

Sus ojos observaron sin ninguna emoción el nombre que aparecía en el mensaje. Su mirada se ensombreció en cuanto guardó su móvil y se dirigía a buscar a su próxima víctima. A mitad de camino la luz de la luna iluminó su rostro desvelando su identidad a la nada.

—Que molesto...—dijo cubriendo su cabeza con una capucha.

Crazy To Love YouWhere stories live. Discover now