Ahora el sorprendido es Zack.

—Vaya, me alegro por ti. Es muy maduro de tu parte.

—Sin embargo... —Percy se detiene, ¿qué dirá ahora? Zack ladea la cabeza.

—No me digas que volverás a preguntarme por la noche del accidente —dice Zack.

Percy toma aire. Aún no se acostumbra a que Zack sepa leer sus intenciones tan bien.

—La llamada del número desconocido...

—Era de Marcelo —finaliza Zack—. Lo sé. Él me lo contó. Dijo que respondí la llamada. —Percy aparta la vista—. Y yo nunca respondí al teléfono porque estaba inconciente.

—Solo quiero... entender por qué te dijo esas cosas —murmura Percy, nervioso. ¿Zack se enojará? A pesar de que su amigo luce muy sereno y relajado, a Percy le da pánico pensar en que en cualquier momento lo amenace.

Zack sonríe.

—No sé qué escuchaste, pero estoy seguro de que no es lo que piensas.

—Eso siempre significa que es exactamente lo que pienso —responde Percy. Zack suspira y pone sus manos sobre los hombros de Percy y lo mira a los ojos, unos ojos idénticos a los suyos.

—Te lo prometo, Perseus Jackson: no soy un mafioso.

A pesar de que las palabras de Zack suenan sinceras, Percy no deja de notar la oscuridad de sus ojos. Zack aún oculta algo. Sin embargo, Percy asiente y decide irse a comer otros nachos, pero eso no ha terminado. Le ha costado reunir valor para preguntarle y no va a dejar que se le escape tan fácil. Sea lo que sea que Zack oculte, Percy lo va a descubrir, por más aterrador que resulte.

Al cabo de un rato, decide buscar otra vez a su amigo con la mirada y ve que Zack ya se está marchando.

Percy duda. Por las prisas de Zack, parece que va a escabullirse para hacer de las suyas otra vez. Este es su momento para desenmascarar a Zack, pero ¿podrá hacerlo? ¿Podrá enfrentarse a la verdad?

Percy decide que no es hora de ser un cobarde y corre hacia la entrada, deteniendo su avance.

—¿Ya te vas? No has durado aquí ni diez minutos —dice Percy.

—Tengo algo más importante que hacer que estar en una fiesta en honor a una iguana muerta —le dice su amigo.

—No sabía que tenías planes con ellos. —Percy señala hacia el carro azul oscuro aparcado frente a la casa. Sabe que es de los amigos de Zack. Así que los mensajes no eran para ninguna chica especial, era para sus misteriosos amigos—. Dime de qué se trata.

—Percy, aprecio tu interés, pero no puedo contarte.

—Te conozco de toda la vida, Zack, puedes confiarme lo que sea.

Al decir estas palabras, Percy se siente de nuevo muy agotado. Ya le ha preguntado un millar de veces lo mismo y Zack siempre lo evade. Presiente que está cerca de la verdad y también presiente que la verdad puede asustarlo, pero ya está harto que su mejor amigo no sea honesto. Ser insistente le agota, pero necesita saber que aún puede confiar en Zack y que Zack aún confía en él.

Percy nota la indecisión en los ojos de su amigo. ¿Qué es lo que tanto se esfuerza por esconder Zack?

Zacharias mira a su amigo, realmente se siente mal por no contarle la verdad, pero no puede hacerlo. No ahora.

—Lo sé. Pero es algo que no puedo decirte, así de fácil.

—¿Ni siquiera a tu mejor amigo? —Zack ve en los ojos de Percy que se siente herido, eso solo lo hace hacer sentir peor.

—Hay cosas que no puedes contarle ni siquiera a tu mejor amigo.

Con esas últimas palabras, Zack sale de la casa de Leo sin mirar atrás ni una sola vez.

Percy se siente herido al oír esas palabras. ¿Qué fue eso? ¿Significa que Zack no confía en él?

Percy lo ve subir al auto de sus amigos y perderse en la distancia. Algo le dice que esta es otra de esas veces en las que Zack se escabulle de la ciudad por días. Se pregunta cuándo volverá a verlo.

O si algún día lo volverá a ver.

O si algún día lo volverá a ver

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Te quiero (Como te odio, Percy #1.5) ✔Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum