Kingdom Hearts Between Two Worlds

Capítulo 3 - Destiny Islands

-BREVE ANOTACIÓN-

-->Las frases escritas entre comillas son pensamientos de Violet, pero aquellas que además van en cursiva son los pensamientos que tiene Violet sobre ese recuerdo concreto.

-->No olvidéis que Violet está en Descenso al Corazón, perdida entre sus recuerdos, volviéndolos a vivir... Por eso algunas cosas pueden sonar liosas (señaladme los fallos en los comentarios :s)

->Si tenéis alguna duda dejadla en los comentarios, estará encantada de responderlas ^^

(OPENING)

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 '¡No me extraña que tengas tanto frío!'

'Te creo. ¡Nunca dudaría de ti!'

'Otro día me devuelves la chaqueta'

'Recuerda... Es una promesa. ¡Tienes que cumplirla!'

Las voces irrumpen en mi cabeza, siendo la de Sarah la más nítida de todas, mezclándose con visiones de sombras monstruosas persiguiéndome por los callejones de mi ciudad. Al detenerme en una calle sin salida vislumbré la silueta de mi mejor amiga, extendí mi mano hacia ella y...

-¡¡SARAAAAH!!

Su nombre escapó de mis labios en un grito desgarrador al mismo tiempo que ella desaparecía entre las sombras. Desperté completamente angustiada, con la mano aún extendida y el corazón a mil por hora.

Las pocas esperanzas que pude tener de que esa terrible noche fuese un mal sueño se hicieron añicos al instante, porque...

No reconocía la habitación donde me encontraba. 

Paredes rosa pastel, sábanas de un blanco inmaculado. El único adorno llamativo era un cuadro a mi vera, representando un árbol de cerezo con sus rosados pétalos en todo su esplendor.

- ¡Has despertado! ¿Estás bien?

Una voz me sobresaltó y giré la cabeza a la izquierda. Justo al lado de la puerta vi a una chica de rojizos cabellos y ojos azules. Llevaba un mini vestido rosa compuesto por varios cierres de cremallera, dejando a la vista sus piernas y un top blanco que cubría su pecho. En su oscuro cinturón colgaba un pequeño y elegante bolso negro, adornado con una cinta lila. Entre sus manos sostenía una bandeja con un plato de comida y un vaso de agua.

Con rapidez la chica dejó los utensilios en una pequeña mesita y se acercó, posando su mano en mi frente mientras su mirada recorría mi figura de arriba abajo. Reaccioné con un nervioso bufido y apartándome de ella.

- ¿Quién... quién eres tú?

- Oh. ¡Perdona por haberte asustado! Mi nombre es Kairi. Quería comprobar si estabas mejor... Tuviste fiebre por la noche mientras curábamos tus heridas. Todas han cicatrizado, pero... la de tu pierna nos dio problemas. Era un corte muy profundo y tuvimos que usar muchas pociones y magia para detener el sangrado... –me explicaba, notando como sus ojos se fijaban en la venda que cubría toda la extensión de mi rodilla hasta el talón.

No permití que removiese las gasas porque aparté sus manos, y con una increíble tensión en la mandíbula seguí acribillándola a preguntas:

- ¿Dónde... dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Hay alguien más contigo?