X. Correctivos Disciplinarios

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SNAPE TITILÓ LOS PEZONES DE HERMIONE CON LOS DEDOS, haciéndola desenfocar la mirada.

La sensación incitante que le causaba la ruborizó.

-Usted es una mala alumna, Granger –la acosó Snape con cara de reprimenda, inclinado hacia ella al toquetearle los pechos.

Hermione, totalmente desnuda excepto por el collar de propiedad que le colocara Snape, no se podía mover libremente, pues se retorcía atada de las extremidades y extendidas en cruz, por cuerdas tensas sujetas al aire.

La Gryffindor gemía al recibir esas titilaciones en sus erguidos pezones, sacudiendo la cabeza de un lado a otro, enrojecida hasta las cejas.

Snape continuó pasando los índices en los sensibles botones de Hermione, dirigiéndole toda clase de reproches por su pesantez de carácter, su antipática actitud, su desquiciante tozudez. Cuando ella gemía más fuerte, él redoblaba los reproches de forma enérgica, sin dejar de pasarle los dedos.

-... y esos deberes, respetando los márgenes de la libreta, con letra perfecta –seguía él sin piedad por los gemidos de Hermione-. Impecable, admirable, ¿eso sentía ser? –la acució- ¿Qué le ocurre, Granger, qué le ocurre?

Hermione se dobló hacia atrás, retenida por las cuerdas como resortes, y apretó las piernas gritando entre espasmos de sus caderas por el orgasmo en su cérvix.

-... ah, ah... -recobraba el aire, derrengada.

Snape le colocó una mordaza que apagó las protestas de ella. Con un pase, conjuró una botella transparente, azul por el licor dentro de ella. Flotando, el frasco se destapó, yendo arriba de Hermione, inclinándose sobre su cuerpo.

El hilo de licor azul cayó entre las clavículas de Hermione, llenando ese hueco y descendiendo entre sus pechos.

La botella de Néctar de Yggdrasil flotaba, dejando caer el líquido sobre Hermione, un licor especial obsequio de Karkarov a Snape en tiempos mejores.

El licor siguió fluyendo y cuando alcanzó el abdomen de Hermione, que subía y bajaba rápido, Snape bebió en el hueco del ombligo, recogiéndolo con los labios.

Deseaba ir más abajo, así que dejó correr el licor hasta el monte de Venus de la Gryffindor y acercó su boca, arrancando un quejido a Hermione de sensaciones anticipadas.

Cuando el licor bajó desde el monte de Venus y mojó los labios vaginales de Hermione, Snape bebió el Néctar de Yggrasil directamente del rojo clítoris, arriba y abajo, recogiendo la bebida y lamiendo el encendido botón carmesí, provocando estremecimientos en su cautiva, que agitó las caderas y las piernas, sin saberse si era de entrega o de deseos de alejarse.

Snape siguió lamiendo el clítoris y bebiendo el néctar azul que humedecía más aquella diminuta lengua sensible, escuchando en el calabozo los gemidos de Hermione sofocados por la mordaza.

Hermione, sacudiéndose pero retenida por las cuerdas tensas, que no estaban atadas a nada más que a ella, veía la botella flotando sobre su cuerpo, la caída del hilo de azul diamantino bajando en río sobre su blanca piel y continuar entre sus muslos, donde Snape pasaba la lengua sobre el clítoris, bebiendo, lamiendo, dando rápidos lengüetazos y aplicando los labios para cubrir los rojos labios de su prisionera.

La Gryffindor se sacudió bufando cuando Snape pasó la punta de su lengua más abajo, lamiendo los labios vaginales mojados por el néctar, hasta que tomándola de las nalgas la elevó hacia su boca, aplicando lengua y labios, tomando el néctar y acariciando.

Hermione se arqueó, temblando, dejando escapar un potente orgasmo en la boca de Snape, que lo recibió aplicada y pacientemente.

Ella tomó aire ávidamente con la nariz y los ojos muy abiertos, larga y dificultosamente, pues la mordaza le impidió recibir oxígeno como necesitaba.

Calabozos de HogwartsWhere stories live. Discover now