—Tengo que ir... debo ir con Harry— la desesperación se filtraba en su voz; ¿Cuándo se había vuelto tan buen actor? ¿O es que acaso parte de esos sentimientos ''fingidos'' eran reales? ¿Qué tanto le había afectado la presencia de Harry?




—Señor Lecter, ahora llevarán al chico en el hospital, mientras tanto quisieramos hacerle unas preguntas, luego lo llevaremos— El psiquiatra asintió, dio una última triste mirada a la ambulancia frente a los policías y los siguió.

Se les hizo las preguntas usuales, su relación con ellos, cómo se conocieron, cuándo llegó, a qué se dedicaba, en el caso de que Harry se quedara a su cargo, qué haría... pero decir que era un reconocido psiquiatra en Estados Unidos; con un consultorio propio para poder tratar al joven chico los convenció; éso y que al parecer Petunia lo nombró tutor legal de Harry ''a escondidas''.









—Yo... ¿Cree que ya puedo ir a verlo?— el oficial lo miró casi con empatía y asintió, pidió a uno de sus subordinados que lo llevase con el chico y que espere a que despierte para el interrogatorio.


























Cuando Harry había despertado, se vio rodeado por dos enfermeras, su padre y un policía, por suerte las enfermeras lo habían dejado tras revisarle los signos vitales, sin embargo, nada lo había preparado para la absoluta alegría de ser abrazado con fuerza por el psiquiatra; la alegría fue tanta que no dudó en derramar algunas lágrimas, la escenas conmovió al agente de la policía, aunque eso no le impidió realizar su trabajo. Dadas a sus recientemente adquiridas dotes de actuación no pasó ni dos días antes de que Harry fuera oficialmente hijo de Hannibal, les costó uno más antes de abordar un avión que los llevara a Estados Unidos y ya una vez allí; a Baltimore. Harry se sentía nervioso, muy nervioso, demasiadas personas desconocidas en un lugar desconocido que no se parecía en nada a sus tierras natales. Las personas iban apresuradas sin siquiera restringir sus pensamientos para sí mismos, la maldad estaba presente en todos, desde esa chica que quería golpear por envidia a su mejor amiga, hasta en ese abuelito que miraba con deseo a unas niñas jugando con sus padres; reprimió un escalofrío y se acercó más a su padre.


—¿Estás bien, Harry?— preguntó Hannibal, deteniendo el paso y viendo a su hijo más pálido de lo normal y con un notable sudor frío en su frente y sobre su labio superior.

—Sí, lo siento. Es solo que hay muchas personas, demasiadas emociones negativas acumuladas en un solo lugar— el psiquiatra observaba como la ansiedad comenzaba a crecer en la mirada del chico de ojos verdes, suspiró tomando su maleta con más fuerza y tomó la mano de Harry, transmitiéndole más confianza así. El más joven por otro lado se sonrojo; pero aún así sonrió, sabía que ya era un adolescente, pero nunca había caminado tomado de la mano de su padre, se sentía feliz. Continuaron así hasta llegar fuera del aeropuerto y pedir un taxi que los lleve a casa. Qué bien se sentía tener una. Un hogar, con un padre que lo amaba; bueno, al menos no lo odiaba como los Dursley, quizás incluso sentía algo de aprecio y cariño por él. Estaba tan agradecido con Hannibal, le dio un hogar, un motivo por cuál estar allí; a su lado, le dio una hermana... familia.






Miró ansioso a su padre -Merlín, que bien se sentía decirlo, aunque solo sea mentalmente- y ambos ingresaron al automóvil, el mayor dio la dirección y avanzaron.

Durante algun tiempo permanecieron en silencio; hasta que el psiquiatra habló nuevamente.

—Tu cabello se ha estado aclarando unos tonos— habló el hombre, el de ojos verdes hasta ahora caía en cuenta en ello.

—Supongo que es parte de mi herencia Veela— murmuró, tomó un mechon largo de su cabello y lo observó detenidamente; era dos o tres tonos más claro, casi de un castaño claro. —La mayoría de ellas suelen ser rubias de ojos azules, o grises, o violetas, de hecho hay muy pocos varones con el gen, son bastante apreciados dentro de nuestro mundo— continuó hablando Harry. —Debería hablar con la tía abuela Cassiopeia, ella debería guiarme un poco con ésta herencia—  Hannibal lo miró curioso.

MetamorfosisWhere stories live. Discover now