Cap: 4 " Como la loba que amamantó a Rómulo y Remo"

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Soren disfrutó la noche, con una gran colcha que le tapaba del frío.

Pero el despertar de verdad fue extraño.

La luz del día nunca alumbró su habitación porque el chico había puesto esas pesadas cortinas de terciopelo rojo en las ventanas a simple capricho propio. Justificándose diciendo que aquello podía evitar parte del ya actual frío invernal.

Parpadeó un poco al despertar, había descansado muy bien. Se quedó acostado mirando el techo de su habitación, blanco... Como siempre.

La puerta de abrió de golpe siendo azotada por una alarmada Marzialle.

-• ¡Soren! ¡Tus padres llegaron con la niña!.- Gritó apurando a Soren.

Este en cuanto escuchó aquello se levantó de la cama trastabillando y corriendo con poca coordinación.

Pisando el pantalón de su pijama y tropezando con sus propios pies bajó la escalera lo mas rápido que pudo. Miró el panorama y Dylan cerraba pesadamente la puerta de la gran mansión mientras Marzialle corría a cerrar todas las cortinas.

Emil forcejeaba con una chiquilla mucho mas baja de estatura que Soren, de tez morena y cabellos negros que caían sobre su rostro como una cascada oscura y desaliñada. A diferencia de muchas niñas, esa joven llevaba puestos unos pantalones pesqueros con una camisa masculina holgada que era levantada por sus pequeños pechos. Sus pies estaban completamente descalzos.

Soren se quedó petrificado al percatarse de que no era una doncella de entre 16 y 18 años como las que conoció...

Era solo una niña.

Marzialle comenzó a batallar con el nudo del cordel que mantenía la cortina abierta. Soren se percató de ello y salió de su trance para auxiliar a la señora.

Se escuchaban los gritos sordos de la chica que exigía que le soltaran, Soren se mordió el labio al mirar como Emil le daba un golpe en la boca del estómago para tranquilizarla.

La joven sacó el aire con pesadez y bajó la cabeza con todos sus largos cabellos cubriéndole el rostro. Emil se irguió con las gotas de sudor perlado poblando su frente. - • Bien niña, desde ahora nosotros mandamos.- Exclamó al ver que la chica estaba completamente sometida. Soren frunció un poco el ceño y luego irguió la espalda con frialdad acercándose a su padre mirando de frente a la chica.

- ¿Es ella?- Preguntó señalando a la chica. Emil asintió apretando el hombro de esta con fuerza logrando sacar un gemido de dolor de parte de ella.

Soren miró a la chica con esa frialdad inigualable. - ¿Qué edad tiene?- Sarabeth se acercó lentamente abrazándola por detrás, lo que hizo que la jovencita levantara la mirada con un dejo de sorpresa y preocupación. - Ella tiene 14 años y Marck 20. Contestó con cinismo. Soren abrió muy grande los ojos ocultando su sorpresa en esos ojos fríos.

- Son seis años de diferencia Sarabeth, eso es ... Mucho. Comentó un poco. Sarabeth rió un poco.

- Esto ya no es asunto tuyo Soren. Por cierto, no tomaste tu baño esta mañana.- Sarabeth empujó a la chica contra Soren. - báñense, tu hueles a almohada y ella a lodo.

Soren miró con reprendimiento a su madre frunciendo el ceño. - ¿Bañarnos? ¿Juntos?-

- Exacto. - Sarabeth se volvió hacia Marzialle. - Marzialle prepara las dos bañeras del cuarto de baño de Soren.

La joven al escuchar todo eso comenzó a forcejear con Sarabeth, se notaba el temblor en sus manos. Soren solo se inclinó un poco ante ella extendiéndole la mano con su gesto inerte, pero con cierta lástima.

"El arte de la mentira"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora