6. Ruegos

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Salir corriendo no les sirvió para librarse del castigo.

Al día siguiente, los chicos tuvieron que limpiar el vestíbulo sin magia, cosa que no les hizo nada de gracia. Las gemelas quisieron ayudar, pero la profesora McGonagall se lo negó rotundamente.

Eso sí, envío una nota a Feirra contando lo sucedido.

-Si continuáis así, conseguiréis que Lupin pierda su insignia de prefecto -les advirtió la profesora.

-¡No, por favor! -exclamó Remus.

-Bueno, supongo que después de ti, Lunático, el más responsable es Will -señaló James.

-¿De verdad? -preguntó el pelirrojo, extrañado.

McGonagall recorrió a los chicos con la mirada y sonrió.

-William, eres un gran chico -dijo-, pero me lanzaría desde lo alto de la Torre de Astronomía antes de darte una chapa de prefecto.

Will no volvió a preguntarle sobre prefectos nunca más.

Después de limpiar el vestíbulo, la señora Pomfrey llamó a Roxane para ir a la enfermería y quitarle los vendajes. En cuanto el hada se presentó con su hermana y los cinco merodeadores, la enfermera se escandalizó, y no les dejo pasar hasta que terminó con su trabajo.

-La espalda está mucho mejor -dijo la mujer con entusiasmo-. Creo que ya estás lista para volar, pero con cuidado. Y por suerte, el zarpazo del ojo no te ha dañado la visión. Pero tendrás que echarte una mezcla especial para que el párpado no salga afectado.

-El tiot Gabriel estuvo de visita la semana pasada -recordó Irma-. Seguramente le habló a madre sobre ungüentos especiales.

Roxane se volvió hacia el grupo de amigos.

-¿Qué tal ha quedado?

Los chicos pusieron una mueca de dolor.

-Oh, tiene una pinta... -empezó James-. Bueno...

Roxane alcanzó el espejo que Pomfrey le ofrecía. Su ojo ya no era azul cielo, sino de un azul muy oscuro, y tenía marcas de zarpas, que se extendían desde algo más arriba de su ceja, pasando sobre el párpado y casi toda la mejilla hasta casi la barbilla. Aún no había sanado por completo, pero en unos días ya habría cicatrizado.

-Ahora madre sí que nos va a reconocer en seguida -señaló Irma.

-Ya lo creo -murmuró Sirius.

-Es horrible -susurró Peter-. ¡No puedo verlo!

-¿Tan mal me queda? -preguntó la chica.

-¡No! -se apresuró a decir Will-. Yo creo que estás igual de guapa que antes. Te queda muy bien.

El hada sonrió agradecida y se bajó de la cama. Dando las gracias a la señora Pomfrey, el grupo salió de la enfermería y caminó por los pasillos del castillo.

-Eres todo un galán, ¿eh, Comadreja? -murmuró James por lo bajo.

-Cállate -le respondió su amigo pelirrojo-. Sólo lo he dicho porque Peter es un bocazas.

-¿Tú hablas de bocazas? -rió Sirius.

-Nuestra señora madre nos escribió anoche -le explicaba Roxane a Remus-. Dice que vendrá a buscarnos. Ya verás; a mi señor padre le encantará mi cicatriz.

-Sí -coincidió su gemela-, pero madre no me volverá a dejar salir de Feirra hasta los treinta.

-¿No vais a volver aquí nunca? -preguntó Sirius de pronto.

Magos, hadas y brujas [Lucy Weasley: Precuela] (PAUSADA)Where stories live. Discover now