Sentimientos en guerra

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Termino de prepararme un sándwich, para seguir estudiando biología para los talleres en clase y así ganarme unos puntos extra en la clase de la bruja Jones. Reviso mi teléfono antes de sacar del microondas mis municiones para la guerra, aguardando a que tenga algún mensaje de Tyler o del ingrato de Ed el cual me prometió una tarde de maratón de películas, pero me cambio por su absurda reunión con los del equipo de futbol. La última vez lo perdone porque había logrado una cita con Jessie y sabía cuánto se había esforzado, más esta no tiene perdón. Sin embargo, cuando entro a la bandeja de mensajes tan solo encuentro uno de mamá.

Llegaré tarde, dejé dinero debajo del mantel de la mesa para que pidan algo de comer. Los amo, cuídense. Besos.

P.D. Alexa si vienen los chicos de futbol vigila que no hagan estragos, te quiero.

suelto un resoplido, genial, esa manada de orangutanes viene a mi casa y yo tengo que cuidarlos cuando necesito concentrarme al 100 para biología con Jones. De mala gana tomo asiento en la silla del comedor y empiezo a repasar las guías de la clase. Así duro alrededor de una hora y quince minutos antes de oír el primer chillido junto a la puerta abrirse, para seguido adentrarse una ola de bullicio a mi casa. Diez chicos del Cristóbal Colón se abren paso adueñándose de mi sala en un abrir y cerrar de ojos, entre ellos viene Ed y Alex, pero no alcanzo a vislumbrar a Tyler.

Arrugo el ceño, eso es extraño. Normalmente Tyler es el primero en llegar a todas esas reuniones ya que su hinchado ego de capitán lo hacer es extremadamente puntual pues dice que eso lo hace diferente y muy especial. Pero, hoy no está y me preocupa porque desde la ayer no me ha respondido, lo último que me dijo fue que mañana saldríamos.

—Hola, pequeña enana del mal —mi hermano se acerca y se roba un trozo de mi sándwich.

—¡Ey, eso es mío! —me quejo, refunfuñando para que me devuelva mi sándwich. En verdad estoy hambrienta.

—Ya no más —masculla a la vez que mastica. Arrugo mi ceño al ver hacer eso, es asqueroso. No entiendo como las chicas pueden derretirse por alguien tan ordinario y poco delicado como Alex, Dios, es preferible primero enamorarse de un cerdito antes de él.

Persiguiendo a Alex para que me devuelva mi sándwich, llego a la sala donde los demás chicos están descansando en los sofás mientras hablan de sus cosas. Han, Trevor y Luke están en el de color oliva, y Jace, Joseph y Frank en el gris mientras que Roland y Liam conectan su consola a mi televisor, al parecer será una larga jornada porque cada vez que ellos traen sus videojuegos siempre se demoran más de lo que dicen. Suelto un suspiro, dejando la mirada navegar, Ed se me acerca y me saluda efusivamente a la vez que se encamina hasta la cocina en busca de algo de comer pues está hambriento. Con la mirada intento encontrar a Tyler, es el capitán, tiene que estar aquí. Pero, no lo encuentro, a lo mejor sigue afuera o en el baño.

—Hola, Alexa —me saludan los chicos al unisonó.

Meneo mi cabeza riendo por lo bajo, —Hola. —les devuelvo el saludo. Me giro hacia mi hermano que se encuentra sirviendo en un tazón un paquete de papas fritas y en otro uno de nachos. Sin embargo, en ese mismo instante me arrepiento sobre cuestionarlo acerca de Tyler pues es muy arriesgado y Alex podría sospechar, así que me vuelvo a ver a Joseph que está molestando al callado Frank— ¿Y su capitán ya se aburrió de ustedes? —les pregunto, burlona.

Luke se aclara la garganta, —Somos todo menos aburridos, pequeña Wright. —me responde en ese tono picarón que hace que en modo automático Alex levante su cabeza y silenciosamente se acerque por detrás a Luke y le propine un golpe en la parte trasera de su cabeza, a la vez que con los ojos entornados lo fulmina. Todos soltamos risotadas a gran voz al verlo quejarse y a mi hermano recordarle que soy su hermanita.

Nuestro Secreto {Secretos #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora