AHORA

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Dicen que cuando pierdes la confianza de alguien que en verdad amas es como si una parte de tu alma muriera. Te das cuenta de que por más cosas que sientas por esa persona y lo intentes, ya nada volverá a ser lo mismo, esa persona nunca más volverá a darlo todo por ti. Eso fue lo que me pasó con Alex. A él creo que nunca lo volveré a tener por culpa de mis secretos. Abruptamente caigo paralizada a un lado de la cancha de futbol de la escuela. La garganta me arde y las manos me tiemblan, intento encontrar un punto de concentración, pero el bullicio que me rodea me lo ha colocado muy difícil. Veo a Jessie correr exaltada hacia mi lado y preguntarme una y otra vez como me encuentro a la vez que Ed al ver que no me muevo me arrastra hasta las graderías para alejarme de ellos. No obstante, en mi mente yo sigo ahí, en medio del campo tratando de reconstruir todos los sucesos que iniciaron esta guerra.

Ahogando las palabras en el abismo, todo se hace más vago. La voz de Jessie llamándome se apaga y la oscuridad se revela dejando en escenario la batalla campal que he ocasionado. Quiero gritarles, levantarme y pedirles que se detengan, pero no puedo nada en mi funciona. Las manos me tiemblan y el cuerpo lo tengo como mutilado, es como si por primera vez en verdad sintiese miedo. Tan solo mis ojos reaccionaron, dejando escapar dos gruesas lagrimas por los lados de mis mejillas mudando el carmesí de ellas por el espectro del blanco. El dolor y la rabia mortífera encubrió las aletas de un corazón desdichado desvelando entre los velones de la casa oscura mi soledad. Ahora me doy cuenta, si quería ser feliz nunca podría ser con alguien pues al final todo lo que amo siempre termina destruido. No sé por qué creí que ahora podía ser diferente, que Alex lo entendería, que los años y las experiencias cambiarían nuestras vidas, pero me equivoque y ahora he arruinado todo. Creí que tenía el control de mi presente, que después de la oscuridad podría ver el amanecer de la mano de mi salvador y juntos saltaríamos al paraíso más yo me quede aquí y a él lo empuje al infierno.

Entonces, despierto y veo con rudeza a Alex, mi hermano asaltar con golpetazos al chico de cabellera rubia. La rabia, ira y prepotencia, son unos cuantos de los sentimientos que ya se cocinan entre su mirada turbia. Sus nudillos inflamados me horrorizan evocándome hacia la calle de los recuerdos de infancia. Teníamos doce años y después de una extensa pelea pactamos el the twins code, <<Nunca, ni por qué te guste mucho, te fijarás con los amigos de tu mellizo. Así no habrán heridos ni heridos o corazones rotos>>. Si, yo rompí con el código, ¿Qué puedo decir? Tyler me vio, yo lo vi, nos gustamos, no es complicado de comprender. El problema es que no nos preparamos para enfrentarlo.

La iracunda expresión de desolación en Tyler es lo que me hace reaccionar. Alejándome de Jessie y omitiendo las suplicas de Ed, me acerco hacia su persona, interponiéndome entre la paliza de mi hermano contra su persona. Miedo es lo que grita su mirada cuando lo veo tendido en la cancha. Su nariz emana a cantaros la sangre burbujeante y su rostro desfigurado por los cardenales lo confirma. Lo apretujo entre mis brazos para protegerlo antes de que lo pierda para siempre por mi culpa. La entretela comenzó a palpitarme tan rápido recordándome que la única culpable de toda esta discordia soy yo, que es por mi causa que ya hacen en el pelotón de la negación los corazones rotos de mis víctimas más amadas. No podía sentirme peor en este instante, la ira me pulveriza los intestinos, los cala de esa sensación de alquitrán, digna morada de la colera. "¡Soy un maldito desastre!", solloce a la vez que me agarraba más al rostro de Tyler. Su mano delicadamente se alzó entre los aires y me acaricio la mejilla, su gesto solo hizo que me ahogara más en las lágrimas y deseará que la tierra se abriera y de un bocanada me tragase. "Todo es mi culpa, joder.", volví a pensar viendo más detenida su dulce semblante. El labio también lo tiene reventado y la parte frontal morada. Los adentros se me queman al verlo intentar sonreírme asegurándome que todo va a estar bien. Su pulgar repisa mi mejilla secándome las lágrimas y es cuando me quiebro por completo. Tyler se remueve entre mis manos casi mutilado, sufriendo por mi culpa.

Nuestro Secreto {Secretos #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora