Relax

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Natalia

El resto de la tarde lo pasamos estupendamente. Después de comer dimos una vuelta por la ciudad, aunque más bien por nuestra zona del barrio, ya que todos veníamos del mismo sitio, a excepción de Alba. Yo me esperaba una cara de disgusto por su parte al estar acostumbrada a muchos más lujos, pero me llevé la sorpresa de ver su cara llena de alegría y emoción.

Nuestra zona estaba llena de grafitis, algunos hechos por nosotros, y Alba se veía muy entusiasmada mirándolos. Era pintora en verdad, así que no había mucho misterio. Solía quedarse unos segundos admirando cada dibujo antes de proseguir. De ahí fue de donde me salió la idea de invitarla a hacer un grafiti.

—Chicos tengo una idea —dije parándome en seco. Todos cesaron sus conversaciones para mirarme—. Como es la primera vez de Alba con nosotros, podríamos enseñarle nuestro "arte". ¿Qué os parece?

Todos asintieron y Julia arrastró a Alba hacia un edificio sin pintar. Yo le lancé una mirada de calma para que no se alarmase.

Al girar la esquina, pudimos vislumbrar nuestro objetivo, la pared de ladrillo tosco y seco que necesitaba algo de decoración. En una esquina había una bolsa de basura con nuestros sprays y pintura, para que no nos pillasen in fraganti.

Carlos cogió la bolsa y nos pasó un bote a cada uno. Agitamos con fuerza y empezamos a dibujar palabras y cosas sin sentido para la gente, pero sí para nosotros. En eso consistía el arte en verdad.

Estaba dibujando una línea negra cuando me percaté de la ausencia de Alba. Se lo hice saber a mis amigos y ellos también se quedaron extrañados hasta que la vi a unos veinte metros de nosotros en otra zona de la pared.

Me acerqué a ella intentando ver qué estaba haciendo hasta que me quedé con la boca abierta. Había escrito muy grande la palabra TOXIC y había empezado a decorarla por todos lados de una manera espectacular. No sabíamos cuándo se había marchado a hacer aquello, pero me dejó con la boca abierta.

—Pero vamo' a ve' Alba. Tú no me dijiste na' de tus dotes artísticas ¿eh? Eso no se oculta o tendremos una pelea física —dijo Julia intentando hacerse la chunga.

—Que se supone que la artista soy yo, la Palmera —añadió Dave, causando una sonora carcajada por parte de todos.

Aún entre las risas, no pude evitar fijarme en Alba aún continuando su labor callejera. Aunque se reía con todo el grupo, ella seguía concentrada en su dibujo. El resto volvió a nuestro dibujo común, pero yo me quedé embobada mirando cómo la rubia tintaba los ladrillos de colores. Siempre le había visto pintar siendo yo la modelo, pero viéndola así enfrente de un millón de posibilidades, era relajante.

Finalmente Alba acabó su dibujo. Le había añadido un gran ojo verde que se sobreponía sobre la palabra en grande. Ahora le daba un toque misterioso como de Illuminati, pero le había quedado la mar de bien.

—¿Y bien?— Preguntó acercándose a mí y con las manos manchadas de pinturas. Yo me acerqué a ella y le abracé.

—Está perfecto, debería haber pensado antes lo de traerte.

—¿Por? —Me preguntó con cara de disculpa.

—Porque nos has dejado a todos en ridículo tonta.

Alba simplemente volvió a sonreír, y me dio un beso un poco demasiado cerca de los labios. Creo que me dejó la cara manchada de pintura porque me había puesto las manos en la mandíbula. 

—Chicas, ¡venid a aportar vuestro grano de arena a nuestra obra anda! —Gritó África para que la escuchásemos.

—O podéis comeros la boca de una vez ya que estamos —me susurró Mikel al oído, ganándose un puñetazo en el hombro.

Anillos de Carbón | AlbaliaWhere stories live. Discover now