Capítulo 42

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Año 1972

Pov's Yazawa

Seis, seis largos años llevas acostada en esa horrible camilla que eh llegado a odiar con todas mis fuerzas.

Dime Maki, como se que no te habrás olvidado de mi? Perdóname por ser tan egoísta pero soy una estúpida... me aferro a ti con la falta de conocimiento de que quizás algún día de estos despiertes o tal vez ya no.

No sabes lo mucho que anhelo tenerte conmigo, aquí, con Kiro-ku y tu a mi lado, extraño tus nada y sinceros pero románticos tratos hacía mi, no pierdo la esperanza de que puedas abrir tus ojos,  aunque muchos ya hayan tirado la toalla al verte en este estado.

Pero te lo prometí y me lo prometiste recuerdas antes de marcharte me dijiste "somos muy jóvenes aún, pero quiero pasar el resto de mis días contigo Nico-chan"  lo recuerdas? Verdad que si, Maki-chan?

Sonreí como todos los días a la persona que más amo posada en esta camilla, acarició tus mejillas, frente y nariz con la gran ilusión de que puedas sentirme y que por fin me dejes ver esos ojos violeta que tanto me cautivaron.

Te extraño Maki...- susurre apretando su mano derecha, podía sentir el suave palpitar de tu corazón  sincronizado con el mio, sin tener la necesidad de estar cerca de ti.- como llegué hacerlo? Pues sientelo...- coloqué su mano sobre mi pecho gentilmente, justamente en el lugar donde  esta mi corazón.- así supe como es el latir de tu corazón cuando estoy cerca de ti.- susurre sonrojada, daba gracias que nadie más que yo esté en esta habitación.

El "lup-dup"  del electrocardiógrafo llamó mi atención, estaba entrado en pánico, por que el solo hecho de pensar que me puedes faltar mi corazón se hace un puñado de pedazos cristalinos dentro de la más fina bolsa.- no te esfuerces.- acomode tu almohada para que te sintieses más cómoda que otros días.

De igual manera lo hice con la mantas, la doble en un perfecto rectángulo sobre tu dorso, planche ligeramente con mis manos la pijama  de paciente que te habían puesto.

Sabes, el azul oscuro nunca me gusto.- dije empezando a tomar tus piernas y hacerte los ejercios matutinos que ayudaban a mantenerte un poco en forma.

Lo intento, enserio lo intento, cada segundo, minuto, hora, día, semana, mes, año... tras año pero es realmente difícil admitir que quizás no despiertes...
Tu  palpitar reflejado en el electrocardiógrafo que tu corazón hace que me ruborize, me siento avergonzada, enserio agradezco que nadie más esté aquí.

Sabes, hoy tu hermana dirigira el entrenmiento, ¿Cual de todas? Hahaha es tu hermana Sonoda-san...- reí sin dejar de hacerte lo ejercicios, seguramente quién me vea pensará que estoy loca, por que hablo sola, pero no importa, yo se que me escuchas y eso me basta.- aún es incómodo llamar por el nombre a tus hermanas, sabes? Apesar de que te amo y eh estado contigo desde el día de la misión, no tengo el valor para llamar a mis cuñadas por su nombre.- reí nuevamente, ¿que es lo que hago? Me pregunto muy adentro de mi sin dejarte de ver.

Todos en la armada te extrañan, tus hombres, preguntan a diario por su almirante.- reí recordando el bombardeo de preguntas que todos me hacen una vez salgo de aquí.- son muy persistentes, me tienen arta, p-pero en el  buen sentido.- sonrió.

Tienes una bonitas piernas...Maki-chan.- dije sin tener control de mis palabras inmediatamente mis mejillas se tornaron de rojo.

"No creí que pensarás eso de mi hermana, Nico-chan"

Mi cuerpo se congeló en su sitio, jamás pensé llegue a escuchar aquella voz.

H-Honoka-san?!

La almirante NishikinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora