Samantha es una chica de 24 años. Su sueño siempre ha sido ser bailarina profesional, pero su madre, antes de morir, le pidió que dejara el baile y le hizo prometer que estudiaría medicina. Un día, la vida le presenta la oportunidad de asistir a una...
Mi mente estaba completamente en blanco, cuando abrí los ojos, mi vista se fue aclarando poco a poco y lo único que vi fue un techo blanco y liso. Me sentía desorientada, no sabía cómo había llegado aquí. Quería levantarme, pero me di cuenta que había varios cables en mi pecho, los seguí con la mirada y estos estaban conectados a una máquina que no dejaba de sonar.
Mis ojos volvieron a cerrarse, estaba soñolienta. Volví a abrirlos luego de unos largos segundos y esta vez veo el rostro de Erika, mi compañera de cuarto y mejor amiga.
Erika: Oh Dios, por fin abriste los ojos Sam, me tenías preocupada.
Samantha: ¿Qué pasó?
Erika: ¿Qué pasó? (preguntó con ironía), que como siempre, cruzaste la calle corriendo y casi te atropellan. Por suerte no pasó a mayores.
Traté de levantarme, pero me dolía demasiado el cuerpo.
Samantha: ¿Estás segura de que no me atropellaron? ¿No tengo nada roto? Me duele todo.
Erika: (rió) No, tranquila, solo te desmayaste por el susto. El doctor dijo que tuviste suerte.
En ese momento vi entrar a una mujer vestida de blanco, llevaba una carpeta en la mano y con la otra arrastraba un carrito que parecía llevar una máquina para medir la presión.
Enfermera: (me regaló una dulce sonrisa) Hola, me alegra que hayas despertado, ¿cómo te sientes?
Samantha: Como si me hubiese pasado un camión por encima. (reí)
Enfermera: Bueno, casi te pasan por encima. (dijo mientras tomaba mis signos vitales)
Samantha: ¿Ya me puedo ir?
Enfermera: El doctor tiene que verte primero, pero tengo entendido que sí. Por cierto, afuera hay una chica que pregunta por algún familiar tuyo.
Samantha: ¿Un familiar mío? Yo no tengo familia.
Erika: ¡Oye! (protestó) ¿Yo estoy pintada o qué?
Samantha: Lo siento, tienes razón, eres mi única familia.
Erika: Yo iré, tu quédate ahí, ni se te ocurra levantarte, ¿eh?
Samantha: (rodé los ojos) Sí, mamá.
Reímos.
Minutos después vi cómo Erika entraba con un enorme arreglo de flores, se notaba que era costoso.
Samantha: Wow... ¿De dónde sacaste eso?
Erika: Lo trajo la chica que estaba afuera, son para ti.
Samantha: ¿Quién era?
Erika: La asistente de la persona que casi te atropella. Dijo que estaban preocupados por ti y que se encargarían de pagar el hospital. (dijo y se encogió de hombros)
Samantha: Tiene una tarjeta, pásamela.
Erika me pasó la tarjeta y comencé a leer el mensaje:
"Un pequeño detalle para compensar el susto que te hice pasar. Lamento mucho lo sucedido. Espero que te encuentres bien.
Con cariño, D"
Samantha: ¿D? ¿Daniel? ¿David? ¿Dante? ¿Dylan?
Erika: Creo que nunca sabremos quién es el "atropellador de personas".
Samantha: (reí) ¿El qué? Deja de inventar palabras.
Volví a mirar el arreglo de flores y sonreí. Me pareció un gesto muy bonito de su parte, pero tenía mucha curiosidad de conocer el rostro de la persona que casi me atropella. Parecía ser una persona importante, quizá un empresario o algo parecido.
Dos horas después, el doctor me revisó y dijo que estaba en perfectas condiciones, así que ambas partimos a nuestro departamento.
