Monstruos en el techo

Ella está dividida, separada de su propia vida.
Se encuentran sumergidas en una libreta, soñando fantasías de cabeza.
Ella es una batalla constante, ruidosa y repetitiva.
La otra se muestra tranquila, sencilla y comprensiva.

Jamás hay verdadero silencio.
Arriba. Sí. Allí hay monstruos en el techo.
A veces sisean cosas entre ellos.
Pero eso no significa que respeten sus sueños.

Ella ve gris donde otros ven negro.
Ella ve gris donde todos ven blanco.
Nada es bueno y nada es malo.
Nada es puro, nada es oscuro.

Camina de forma pausada. 
Por dentro ella siente como una cascada.
La otra piensa paralizada.
Los monstruos del techo la amarran.

Es amiga de su propia sombra.
Ella nunca la dejaría marchar.
Bailan juntas cuando no son observadas.
Se quedan dormidas cuando son obligadas.

Dos amigas corren entre el viento.
Son como papagayos que manejan los espectros.
Visitan a sus viejos amigos estampados.
Sólo para refrescar antiguos recuerdos secuestrados.

Ellas sueñan con subir al techo de su casa.
También quieren ver a las estrellas.
Pero tienen monstruos en su cabeza.
Y no las dejan hacer las cosas a su manera.