[Ray]

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—¡Ya estoy harta! ¡Eres adulto, maldita sea, puedes hacer cosas por ti mismo, no soy tu maldita esclava!

—¡Te pedí un solo favor! ¡Te dije que llevaras los papeles con mucho cuidado, sin que se ensuciaran ni arrugaran, y ni eso puedes cumplir!

Ray levantó la mano y cerré los ojos con miedo, esperando un golpe que nunca llegó. Era la tercera discusión en el día y pensaba que iba a llegar hasta el límite, pero no fue así. Abrí los ojos lentamente para encontrarme con su mirada confundida mientras pasaba su mano por su cabello, tratando de descifrar el por qué de mi reacción tan repentina.
Tuve miedo de que me pegara, verlo tan enojado... Me asustaba.

Él jamás me había pegado, nunca. Tal vez solo un toquecito en la mano que ni dolía, solo por tratar de tocar los papeles que revisaba una y otra vez con tanta paciencia que me estresaba. De ahí, no más.

Mi cuerpo temblaba, las lágrimas bajaban por mis mejillas y mis manos estaban frías, más de lo normal.

Comprendió la razón de mi reacción.

—...____, tú... ¿Creíste que te iba a pegar?—su voz sonó más calmada que antes, pero aún así mi cuerpo seguía temblando—. No sería capaz...

Me alejé de él porque necesitaba calmarme y su presencia me ponía más nerviosa todavía. No podíamos convivir juntos pero aún así habíamos tomado la decisión de vivir en la misma casa, qué ridículo. Apenas habíamos sacado nuestro diploma y ya queríamos hacernos los adultos... Fue una mala decisión apresurarnos tanto. Sí, en la escuela pasamos más de tres años conviviendo juntos, pero no en la misma casa, no teníamos que levantarnos para hacer desayuno ni limpiar una casa entera.

Éramos demasiado jóvenes como para tomar tanta responsabilidad.

Trató de tomarme por la muñeca pero aparté mi brazo llevándolo hasta mi pecho y largándome de ahí. Necesitaba hablar con Érica, Nagi o Shiba, ellos seguían siendo mis mejores amigos, siempre me aconsejaban. Los tres también intentaron convencerme de que no era una buena idea vivir juntos a una edad tan temprana, pero como siempre, no hice caso.

Estuve fuera todo el día, en la casa de Érica. Ella me ayudó a calmarme, me hizo un té que me hizo entrar en mi calor corporal normal y luego me sacó otro tema para dejar de pensar en eso. Al volver a casa, Ray no estaba.
Me recosté en la cama que compartíamos sin siquiera cambiarme a un pijama y me quedé dormida con un enorme dolor de cabeza por haber llorado tanto. Cuando desperté, estaba en pijama, cobijada y mi ropa estaba en una silla junto a la ventana, pero mi novio no estaba. 

Me levanté confundida; sabía que él era quien me había cambiado, lo hacía cuando yo llegaba muy cansada de mi trabajo y no me cambiaba, pero no entendía por qué él no estaba junto a mí.

Estaba molesta por su actitud, sabía que yo trabajaba pero aún así me pidió un favor, igualmente se lo hice de corazón porque no me gustaba decirle que no, y de todas formas encontró un fallo a todo, lo que ocasionó una pelea. Creo que en casi cuatro años de relación nunca habíamos tenido una pelea tan fuerte como esa, y yo tampoco había pensado que él podría pegarme, hasta ese día.

Ambos nos sentíamos mal, ambos queríamos llorar, ambos nos preguntábamos si valía la pena seguir juntos.

Avancé hasta el salón de la casa, encontrándome a un Ray completamente dormido en posición fetal en el sofá. Nunca se había humillado a sí mismo de esa manera. Me acerqué lentamente hasta sentarme a su lado y estiré mi mano temblorosa para tocar su rostro: nunca me permitió tocarlo sin su permiso.

Me echaba grandes reprimendas cuando lo hacía, así que era un miedo involuntario que nacía solo. Aparté un mechón de su cabello de su frente sin siquiera tocar su piel y lo sacudí levemente por el hombro.

—Ray... —susurré moviéndolo un poco.

Se despertó al instante, yo aparté mi mano a la misma velocidad que él abrió los ojos, también me alejé un poco.

—No puedes dormir aquí. Anda, ve a la cama, yo dormiré en el cuarto de invitados.

—No, yo dormiré ahí, tú ponte cómoda.

Negué levemente con la cabeza. —La casa es tuya de todas maneras. Anda, ve, antes de que decida mejor ir a la casa de Érica.

Ante mi amenaza Ray se levantó con poca dificultad y yo me aparté todavía más, pero él no tomó rumbo a la habitación, en cambio, se acercó a mí causándome un ligero temblor en todo el cuerpo. Su cercanía me ponía nerviosa, siempre.

—Buenas noches—pareció dudar un momento, luego tomó mi rostro entre sus manos y me dio un pequeño beso que hizo que mi corazón saltara del susto.

—Descansa...—susurré apartando la mirada.

Bajé la cabeza y avancé hasta la habitación de invitados, sorpresivamente, mi novio me siguió. Le reclamé que sería yo quien dormiría ahí, pero él solo me ignoró y se recostó. Tuve que hacer lo mismo porque no quería ir a dormir a nuestra habitación sabiendo que él era quien debía hacerlo. Me recosté en un lado de la cama con cuidado de no tocarlo, apagué la luz de la lámpara que estaba en la mesita de noche y cerré los ojos. No tenía sueño, para nada, ¿quién lo tendría con su pareja durmiendo al lado aún estando peleados? Sentí las manos del vampiro abrazar mi cintura para atraerme a él y su respiración cerca de mi oído. Apreté los puños y resistí estremecerme por el escalofrío que recorrió mi espalda.

—Jamás te pegaría—susurró sorprendiéndome—, sé que a veces soy un maldito, pero jamás llegaría a ese nivel, primero muerto—al ver que yo no respondía, siguió—: Perdóname si te di esa impresión, estaba muy enojado y el trabajo me ha estresado de mil y un maneras esta semana, también te pido perdón por darte la sensación de que eras mi esclava, intentaré que no vuelva a pasar. Y espero que jamás vuelvas a pensar que sería capaz de golpearte, no sería capaz ni aunque amenazaran con matarme.

A modo de respuesta solo puse mi mano sobre la suya y él suspiró aliviado. Mordí mi labio por dentro pensando si hablarle o no, hasta que decidí voltearme, darle un pequeño beso y acariciar su rostro lentamente mientras buscaba las palabras correctas.

—Perdón también por estresarme tanto estos días—susurré dándole un beso en la mejilla—. Si hubiera sabido que así estarían mis emociones, te habría dicho que usaras protección—mordí mi labio esperando una reacción.

Su cara era épica. Era una mezcla de confusión, alegría y a la vez desconcentración... Luego reaccionó.

—¿Tú...? ¿Es...Estás...?

Asentí riendo. —Estoy embarazada—susurré llevando su mano a mi vientre.

Puedo jurar que casi se desmaya ese día.








Hola bonitas💗
¿Qué dicen? ¿Quieren que haga más partes con Ray en la etapa de embarazo y siendo padres?

Comenten aquí abajito⬇⬇

¡Bye!

~EstherEverlark~

Ephemeral One ShotsWhere stories live. Discover now