La aludida titubeó en primera instancia, no obstante, tras un corto lapso, asintió con una sonrisa forzada de mientras su mente se evadía momentáneamente de aquel escenario familiar.

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Dos duchas. Cinco cambios de atuendo. Una cama repleta de ropa. Adrien estaba hecho un manojo de nervios, no estaba seguro de qué conjunto elegir para esa velada que consideraba especial y única. Por no hablar, de las dudas de última hora que lo asaltaban al llegar el momento de la verdad.

Toda la mañana se la había pasado preparando las cosas para la fiesta que su hermano organizó de improviso; después de conocer que su padre iba a estar fuera hasta el lunes por requisitos de su trabajo.

Dada la poca previsión, el menor no esperaba que demasiados invitados pudieran asistir, sin embargo, cuando se es un Agreste y se tiene don de gentes, es fácil conseguir una gran afluencia en un tiempo récord.

A medida que se aproximaba la hora, la ansiedad se intensificaba en el interior del adolescente, el cual ya no sabía qué más tener en cuenta respecto a su apariencia o actitud.

Se peinó el cabello con los dedos, mirándose en el espejo de su habitación con facciones dubitativas.

- Joder... A este paso me va a dar un ataque antes de quitarme la camisa...- masculló a regañadientes, echando la cabeza hacia atrás-. ... Tal vez esté cometiendo un error...

Unos golpes tras la puerta lo exaltaron, ladeándose para ver a su hermano asomarse por la rendija con una expresión divertida al escudriñar la estancia.

- ¿Qué coño ha pasado aquí?- cuestionó con una sonrisa ladina-. Cualquiera diría que te has peleado con tu fondo de armario.

- Eh... Estaba ordenándolo.- alegó con disimulo, esquivando su mirada al acercarse en una postura compungida-. ¿Va todo bien?

Félix estudió con relajo al zagal, rodeándolo por el cuello con camaradería.

- Eso mismo venía a preguntarte yo.- intervino en un tono amable, captando los verdes del chico-. ¿Sigue en pie lo de esta noche?

El pubescente tragó grueso, sabiendo perfectamente a qué se refería con esa pregunta, y por la que se obligó a sostener el contacto visual.

- Claro, ya te dije que lo haría.- argumentó con la tranquilidad que pudo fingir.

- Genial.- le hizo un guiño-. Sabía que podía contar contigo.

- Lo que sea por mi hermano mayor.

« Estoy hecho un hipócrita... »

El sonido del timbre hizo eco en todos los rincones de la mansión, alertando la llegada de los primeros asistentes a la celebración.

- Empieza el juego.- el universitario le dio un toque en la espalda al menor, luego encaminándose hacia el pasadizo-. Te aviso cuando llegue el momento.

Adrien no contestó, viendo cómo a los escasos segundos se quedaba de nuevo a solas en la estancia. Continuando con su propio dilema al ojearse a sí mismo con incerteza.

« Ya está. Acéptalo y no te acobardes. »

En el transcurso de los siguientes minutos, el ruido de la música rezumbó desde la planta principal. Dando la señal de que la fiesta ya había empezado y que, por tanto, debía dejar de debatirse indeciso y entrar en escena.

Antes de abandonar el cuarto, se echó un rápido vistazo en el espejo; su atuendo acabó siendo una camisa negra de satén con unos jeans de mismo tono oscuro.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ