Mina de oro

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Justin:

Ya llevaba tres semanas conmigo, no soportaría tenerla tan cerca y no poder besarla.

Era imposible.

El agua de la piscina estaba jodidamente fría, pero la imagen mental de verla en vestido de baño había valido la pena para que yo propusiera meternos en el frío contenedor de H2O.

El inflable en que ahora estaba se tambaleó y me caí al agua.

Salí de la piscina.

-¡ponte un camisa!-

Dijo ella bromeando.

-¿qué no disfrutas de la vista?-

Le contesté sonriendo de lado.

-¡no todos hemos sido cara de Calvin Klein por cuatro años seguidos, cálmate!-

Dijo ella mostrando su hermosa sonrisa. Me acerqué y me senté en el suelo. Ella tenía un cuaderno en las piernas y un lápiz en sus delicados dedos.

-¿me estás dibujando?-

Dije en broma, aunque me carcomía la curiosidad.

-ya quisieras-

Me respondió. Le sonreí, pero esa respuesta sólo me daba a entender que había estado pensando en algo relacionado a Malik.
Ella cerró el cuaderno y se sacó el vestido que tenía. ¡Maldita sea!
No pude evitar silbar.

-quizá no hayas sido cara de Clavin Klein pero...¡mierda! ¡Selena!-

Ella se rió un poco. Por dios, que bien, las cosas estaban mejorando.
Su vestido de baño dejaba poco a la imaginación, lo cual era perfecto. No es como si no la conociera ya de arriba hacia abajo, pero el tenerla tan cerca así...

Puso su cuaderno debajo del vestido y se lazó a la piscina gritando como una loca.

No esperé para seguirla.

-atrápame-

Le grité mientras comenzaba a nadar en dirección opuesta. Me volteé para mirarla nadar hacia mí.

Sí, sí, sí, las cosas pintaban bastante bien.

Fui hasta la esquina de la piscina, para que ella pudiera atraparme.

Cuando Selena me dejó sin salida, los dos reímos.

De un momento a otro, junté nuestros rostros para que quedaran bastante cerca.

Me lamí los labios, procurando lamer los de Selena.

Era increíble que no tuviera una erección en ese momento. Había esperado tanto...

-Selena, prácticamente vivimos juntos, ya han pasado tres semanas y él no ha vuelto a reafirmar nada...dame una oportunidad...sólo dame esta para demostrarte que ya cambié...-

Mi voz había sonado suplicante, pero ella parecía en shock. No había respondido nada, sin embargo no se había movido.

Preferí no esperar más, sino que simplemente junté mis labios con los de ella, en quizá el más maravilloso beso de reconciliación de mi vida.

Cuando nos separamos, mis ojos de encontraron con los de ella.

-vuelve conmigo, ¿sí?-

Ella no respondió, sino que fui yo, de nuevo, el que la besó.

-¿señor?-

Listo, desde este momento el mayordomo estaba despedido.

Lo iba a matar.

-¿qué quieres?-

Contesté con mal genio.

-hay unas señoritas que quieren entrar-

-miles de zorras quieren entrar en mi casa, ¿qué es lo diferente?-

-dicen que vienen de parte de la señorita Louise -

Ah. Perrie. ¿Qué querría ahora?

-hágalas pasar en unos minutos, deje que mi novia y yo nos cambiemos primero-

Él asintió y dio la vuelta.

Agarré a Selena de la cintura.

-lo siento por eso...creo que necesito que nos vayamos-

-pero yo no quiero salirme todavía...-

-quiero que me acompañes-

-¿quién es Louise?-

Preguntó, mientras la apresuraba a la salida.

-mi ayudante comercial. Nadie especial.-

Ella asintió, y terminé de llevarla hasta las escaleras de la piscina.

-me quiero quedar otro rato-

Dijo, decidida.

¿Por qué siempre era lo mismo con Selena? ¿Por qué era tan terca y no podía hacer lo que yo le decía y punto?

Suspiré.

-sólo...ven, ¿sí?-

Ella subió los ojos, sin embargo, me siguió.

Nos pusimos una toalla encima, y ella fue a cambiarse.

Estuve a punto de abrir su puerta y ver lo que de ahora en adelante sería mío, pero preferí no forzar las cosas. Ya tendría tiempo de ver todo lo que quisiera después.

Me cambié, y treinta minutos después fui a la sala.

Selena ya estaba ahí.

Quizá me había demorado más de lo que esperaba.

Mi chica tenía un cuaderno en las manos, y dos chicas, morena y rubia, estaban frente a ella.

Preferí simplemente quedarme a ver que pasaba.

-no quiero esto. Díganle por favor, que no quiero sus mierdas-

-Selena, él...-

-ya han dicho suficiente, quiero que se vayan de aquí, ahora, y se lleven esta mierda-

Ella les pasó el cuaderno.

¿Qué tenía escrito ahí que no quería ver?

Selena se levantó y se fue.

Las dos chicas comenzaron a seguirla, dejando el libro entre los pliegues del sofá.

Miré a ambos lados, antes de ir y cogerlo.

Sólo tuve que abrir una página, para saber de quien era, e inferir la razón por la cual Selena no lo había querido abrir.

Sonreí a la nada, y salí de la sala.

Agarré el teléfono y entré a iMessage, abrí la última conversación que tenía y escribí:

Perrie, tengo una mina de oro en las manos.

Sonreí de nuevo, y fui a mi habitación.

Better Than Revenge (Zayn Malik y Selena Gomez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora