21.- ALCOHOL (EDITADO)

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Me miré nuevamente al espejo y suspiré frustrada.

Hoy ya era sábado y yo con las chicas nos estábamos preparando para la fiesta de Kate. ¡Ni siquiera sé de qué Kate me están hablando!

¡Maldito sea el momento en el que dije que sí a la invitación!

–¿En serio tengo que usar esto? –pregunté, haciendo una mueca con los labios.

Gis me había dicho ayer que tenía el vestuario perfecto para mí esta noche, pero en ningún momento mencionó que ese "vestuario perfecto" iba a ser un vestido apretado hasta el muslo color negro y unos tacones de doce centímetros.

–Por supuesto –me contestó mi amiga.

–Pero ¿por qué? –puse una mala cara–. Me siento incomoda, estoy casi segura que voy a terminar caminando como un pingüino.

–Estás exagerando.

Giselle terminó de maquillarse en el espejo de mi habitación y me miró de arriba abajo.

–¿Y por qué Hayley puede ir normal? –le dije frunciendo el ceño.

La pelirroja levantó su mirada del celular y nos miró a ambas. Mi amiga iba vestida con unos pantalones cortos y una camiseta, justo como a mí me hubiera gustado ir.

–Porque Hayley nunca quiere ir a conquistar muchachos con su cabello pelirrojo al aire –Gis rodó los ojos–. Créeme, he intentado convencerla un millón de veces.

Hayley asintió con la cabeza y volvió la vista hacia su celular.

–Pero tú vas vestida así y tienes novio –entrecerré los ojos–. Y es mi hermano.

–A las mujeres nos gusta vernos lindas y que nos celen, Jules.

Gis tenía puestos unos jeans ajustados y unas botas de tacón por encima de estos. Un top rosa y un delineado que se veía bastante provocador.

Rodé los ojos y me miré al espejo por décima vez en la noche. Traté de poner mi cabello hacia delante para intentar esconder un poco mis pechos, pero estaba segura de que el viento lo tiraría hacia atrás cuándo saliéramos.

Mi cabello era lo único que me gustaba cómo se veía esta noche. Hayley me había dado un cintillo negro para ponerme y debía admitir que se veía muy bien.

–Bueno, ya estamos listas. ¿Vamos? –nos preguntó Giselle. Hayley asintió.

Salimos de mi habitación y bajamos la escalera. En realidad fue un verdadero sacrificio bajar sin doblarme un pie con estos estúpidos zapatos. Nunca había usado unos zapatos de tacón tan altos, no estaba acostumbrada.

Abajo se encontraban mi hermano y Thomas esperándonos. Al parecer, bastante aburridos.

Cuando llegamos a su lado se nos quedaron mirando unos segundos, bastantes.

–¿Jules? –preguntó mi hermano incrédulo–. No piensas ir así, ¿verdad?

Abrí la boca para hablar y decirle que por mí me cambiaba, pero se me adelantó Gis, quien habló primero.

–Kyle, no seas así –lo golpeó en el hombro–. Además, se ve muy guapa.

–Va a estar bien –intentó tranquilizarlo el chico a su lado con una sonrisa divertida en el rostro–. La tendremos en la mira.

Miré a Thomas y alcé una ceja. ¿Por qué la mira?

–¡Ay, por Dios! ¡Dejen que se divierta! –les dijo Gis. Me guiñó un ojo, tomó la mano de mi hermano y se dirigió a la puerta–. Mejor vamos, ya se hace tarde.

Solo eres mi primo  (SEMP1)Where stories live. Discover now