Tercer Encuentro

6.7K 373 135
                                    

Tercer Encuentro

¿Cuántos días habían pasado desde la última vez que sintió a Regina contra su cuerpo? Cinco, diez días. No los contaba porque contarlos era parecido a desquiciarse. Después de una suerte de guerra abierta, ambas habían llegado a un punto muerto. Regina era mezquina y manipuladora, pero lo peor era lo poco saludable que resultaba para su salud mental y física. Emma se masturbó muchas veces luego de aquel encuentro en la alcaldía. Siempre en silencio para no despertar a Mary Margaret, gimió el nombre de Regina al acabar, recordando aquella lengua sinuosa cortándole la respiración. El día que la encontró en el hospital con Henry fue tajante. "Disfrute mi camisa, porque es todo lo que tendrá". De cara a la mayoría, era otra amenaza debido a Henry, pero Emma leía muy bien entre líneas y Regina decía claramente que no volverían a intimar.

Aquello la enfureció tanto que esa misma noche con el perfume de esa camisa contra su nariz, se volvió a tocar y a correr pensando en la morena. Pensando en su nueva fantasía: lamer su sexo mojado. Cuando le ofrecieron el puesto de ayudante de sheriff no pensó que la nueva rutina le traería algo de tranquilidad, pero lo hizo. Consiguió distraerse y gastar energía. Por supuesto que a Regina no le hacía ninguna gracia, pero eso no hizo más que generarle satisfacción indirecta. Aunque no estaba preparada para encontrarse al sheriff escapando por la ventana de la morena en su noche de guardia. El golpe que le dio era poco comparado con todos los que deseó darle al saber de dónde venía. Emma Swan nunca iba a admitirlo, pero se moría de celos al ver al desalineado hombre escapar de la casa de Regina. Salió por la ventana para que Henry no se despertará o eso dijo. Emma dio un par de vueltas por aquella calle y contra todo su raciocinio hizo exactamente lo que Graham había hecho, pero en la dirección contraria. Trepó hasta la ventana de la morena y se coló dentro.

La vio dormida en su cama con el pijama perfecto. Hizo un esfuerzo para no saltarle encima y decidió ser suave. Suave para acercarse, hincarse en la cama y tapar la boca de la morena antes que pudiera gritar. La vio retorcerse entre sus brazos por unos segundos y luego serenarse. Sabía que Regina estaba consciente de a quién pertenecían esas manos y esos brazos. Se soltó de Emma y la encaró.

-¿Qué diablos está haciendo aquí, Señorita Swan?

-¿Has disfrutado mucho con el sheriff? – preguntó Emma, para luego girarla boca abajo - ¿te has corrido mucho y bien, Regina?

La morena pestañeó varias veces hasta situarse en su papel – No es de su incumbencia, ayudante.

-Veo que esto de la ley le da morbo, ¿no? – Emma la retuvo boca abajo y le quitó el pantalón del pijama de un tirón - ¿te hizo venirte? – repitió la pregunta, pero Regina no respondió nada. La rubia apretó los dientes - ¿Qué pasa? ¿No estás de humor para hablar? – preguntó arrastrando con los dedos las bragas de la morena.

-Esto es prácticamente un abuso – se quejó Regina jadeando más de la cuenta.

Emma pasó sus dedos por el sexo de la morena desde su entrada hasta el clítoris – ahora sí que puede serlo – se lamió los dedos empapándolos de saliva y repitió el movimiento, Regina gimió con el contraste de la temperatura – si quiere puede presentar cargos, puede que al sheriff se le empalme cuando escuche su confesión.

-¿Está celosa, Señorita Swan? – preguntó Regina tratando de que no se le quebrará la voz por efecto del tacto de la rubia en su sexo.

Como respuesta, recibió una nalgada intensa en su trasero que la hizo gemir más fuerte – no sea ridícula – contestó la rubia y le dio la vuelta al cuerpo de Regina sentándose sobre su vientre y acariciando el clítoris de la morena con la mano hacia atrás. Se lamió los dedos haciendo que la morena pasará su lengua por la comisura de los labios – dime, Regina – volvió a juguetear con los dedos en el clítoris de la mujer - ¿te corriste bien con ese energúmeno?

"Si te gusta algo, lo tomas"Where stories live. Discover now