Capítulo 19

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Tamara:

Antonio y Claudia realmente se encariñaron con Andrés y algo me dice que mi hijo no se molesta por las atenciones que está recibiendo. Es igual que yo, antes de casarme con Edgar me encantaba recibir muchas atenciones o que la gente le preocupará si necesitaba algo, con el paso del tiempo eso no me pareció importante.

Después de comer, pasar un momento agradable y tratar de ignorar lo sucedido con Bruno y Daniela, decidimos todos ir a la playa, ya que mi hijo estaba ansioso por venir, así que preferimos venir juntos.

- Mis padres realmente lo tratan como su nieto. –dice Bruno observando hacia la playa.

Claudia, Antonio y Andrés estaban en la orilla del mar. Mi hijo reía mientras que Claudia le echaba poquita agua en el pecho.

- ¿Tus padres no son de aquí, verdad? –pregunte.

- No. –dice divertido-. ¿Lo dices por sus nombres y tono de piel?

- Exacto. –rio.

- Lo supuse. –Ríe mientras niega con la cabeza-. En realidad mi madre si nació aquí, pero tiene raíces colombianas y mi padre es mexicano por nacimiento.

- Ahora comprendo más tu tono de piel. –lo volteo a ver.

- Lo sé. –ríe-. La gran parte de las personas me preguntan si realmente soy estadounidense, ya que mi tono de piel no es muy típico de aquí. La mayoría son blancos o negros, así de sencillo. Los morenos como yo, casi siempre tenemos alguna raíz de otro país.

- ¿Y si has visitado Colombia y México? –pregunto.

- Sólo México, ya que tengo familiares haya. Colombia todavía no, pero me gustaría conocer esa cultura. En realidad quiero organizar un viaje, pero por falta de tiempo no he podido.

- ¿Irías solo?

- Claro que no. –niega rápidamente-. Un viaje solo, no se disfruta del todo. Bueno, es mi forma de pensar. Siempre me gusta viajar con compañía y que sea de mi agrado, no cualquiera.

Andrés comienza a correr hacia nosotros y se lanza encima de mí. Yo rio mientras lo atrapo. Lo abrazo y beso su frente.

- Ya me dio un poco de frio. –dice mientras se acurruca contra mi pecho.

Alzo la mirada hacia el cielo para comprobar que el cielo se iba ocultando lentamente.

- Se está haciendo tarde, cariño. –trato de peinar su cabello.

Daniela aparece en mi vista. Ella se había encontrado a unos metros de distancia de nosotros, sólo observando el mar. No le había dirigido la palabra a Bruno.

- Si quieres podemos llevarlo a dentro. –Dice Daniela-. Ustedes pueden quedarse. Estoy consciente de que necesitan tiempo juntos. –nos sonríe.

- No quiero abusar de ustedes. –hago una mueca.

- Mamá, yo quiero ir con Daniela. –la observa-. ¿Jugaremos como antes lo hacíamos? –pregunta ansioso.

- Claro que sí. Además, tengo unos juegos de mesa que se perfecto que te encantarán y podrás comprender con facilidad.

- ¡Sí! –aplaude y se separa de mí.

- Pero tengo que acomodar tus cosas para que te bañes y sacar tu pijama de la maleta. Después podrás jugar todo lo que quieras.

- Tamara, no te preocupes por eso. Yo me encargo, no sería la primera vez que lo hiciera. –me anima Daniela.

La observe y después dirijo la mirada hacia los padres de Bruno. Ellos ya están guardando unas cosas en la cabaña.

Mi Refugio Eres Tú Where stories live. Discover now