Capítulo 13

180 27 9
                                    

Tamara:

Edgar termina de cenar y me ayuda nuevamente a lavar los platos. Andrés se fue a su habitación, por eso nos encontramos solos.

Durante estos días ha estado muy tranquilo y me ayuda en las cosas de la casa cuando tiene tiempo suficiente.

- Voy a tener que salir de la ciudad. –dice después de unos minutos en silencio.

- ¿Con Bruno? –pregunto.

- No, yo solo.

Fruncí el ceño al escucharlo. Estoy consciente que en ocasiones él debe de salir de la ciudad. Hay clientes que los contactan desde otras ciudades o estados, pero nunca va solo.

- ¿Ramón tampoco ira? –lo miro.

- No. Ahora voy a ir solo. –vuelve a decir-. Es una buena paga lo que me ofrecieron por viajar.

- ¿A dónde iras?

Se queda unos segundos callado.

- Boston.

- ¿Del otro lado del país? –Frunzo el ceño-. Yo creo que deberías de ir con alguien.

- Bruno y Ramón tienen mucho trabajo, son los únicos con quien iría. Los demás colegas no son de mi confianza. Una movida mal y me quitan este juicio.

- ¿Por cuantos días?

- No lo sé bien, sabes que los trámites de un juicio no se sabe con exactitud cuánto tiempo se lleva el proceso. Yo estaba calculando dos semanas, ya que comencé hacer la redacción aquí, pero si se alarga pues tendré que quedarme más.

- Está bien, ¿Cuándo te irías?

- El domingo en la noche.

Yo solo acepte, no es muy mi problema. Él tiene que hacer su trabajo, no es como si se lo fuera a prohibir.

- Estaba pensando en hacer una pequeña cena mañana y el domingo me iría. Le diré a Bruno que vengas a cenar con nosotros. –murmura.

- Como quieras. Bruno tiene días sin pararse por aquí.

- Es lo que note. –deja de secar un plato y me observa-. Hoy estuvo demasiado raro conmigo, hasta me cuestiono si realmente lo considero mi mejor amigo.

- ¿En serio? –Digo confundida-. Supongo que tuvo un mal día y no sabe lo que dice.

- Supongo. –susurra-. ¿A ti no te ha dicho nada?

- Edgar, él y yo no hemos hablado. No sé por qué me lo preguntas.

- Ustedes son muy buenos amigos. –Seca sus manos con el trapo-. Es extraño que no hayan hablado. –siento su mirada penetrante.

- Pues no lo hemos hecho, supongo que tiene mucho trabajo y yo esta semana he estado quedando con mi hermana.

- ¿De verdad? –ríe pero pareció algo amargo-. Me acuerdo que antes buscaban cualquier pretexto para entablar conversación, ¿Por qué justo ahora ha cambiado eso? –no respondo-. Es extraño.

- ¿El qué?

- Que justo cuando le dije que tuvimos sexo con tu consentimiento, ya no hablen. ¿Se habrá puesto celoso?

- No tendría por qué.

- Claro que sí. Serias muy tonta si no te dieras cuenta que está enamorado de ti. –alzo la mirada hacia Edgar y él se encontraba negando con la cabeza.

Mi Refugio Eres Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora