Días para El cumpleaños: 15

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Un nuevo día.

Si...

- ¿Dices que aún no encuentran a las niñas ni a tu Esposo, pero encontraron un estuche, Dama Blanca? - Habló aquél ser de voz masculina, a medida que dicha figura avanzaba por los pasillos de pilares griegos con vista directa a la ciudad, donde el viento ondeaba sin restricción alguna a medida que aquella noche perpetua iluminaba con su luz de plata sobre aquellos edificios futuristas, en los cuales, los árboles frondosos daban un toque exótico y, a su vez, místico - Huh... Ahora mismo no puedo moverme... Mi Diosa esta atendiendo algo fuera de nuestro planeta.. Así que debo estar aquí... - Admitió, mientras se detenía en medio del pasillo cuya luminiscencia eran unas hermosas estrellas rosadas que, por sorprendente que fuesen, estas, emitían una suave luz que permitía la vista del suelo de mármol liso en el que se apreciaba el reflejo de un varón, con una altura de 1.92, de curiosas vestimentas tenuemente luminiscentes, de cornamenamenta estilo cabrio del cual, poseía una especie de tocado con forma de estrella del cual, flotaba encima de su cuerno izquierdo iluminando aquella cabellera de tonos ceniza con una piel tenuemente azulada a causa del entorno nocturno que poseía su mundo - Si... Igualmente, si necesitas ayuda... No dudes en llamarme otra vez... O... Mandarme una foto de algo.. Siento no ser de mucha ayuda... Dama Blanca... Si.. Adiós...

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Mirando su celular, aquella dama blanca no pudo evitar suspirar pesadamente. Al menos, él fue amable con ella a diferencia de otras deidades y diablos. El sonar de una puerta logró espabilarla cuando, al ver que abrían su puerta del habitación, había entrado Grora, quien lucía realmente frustrada.

- ¿Aún nada? - Preguntó la diosa quién, al final, invitó a aquella ángel arquera a tomar asiento en su cama, cosa que había hecho.

- Grrrr, y para colmo de males, ni siquiera Reficul pudo abrir ese estuche - Admitió de mala gana al tiempo que se cruzaba de brazos en una expresión malhumorada.

Si.. El resto de la tarde de ayer y parte de la mañana habían intentado por todos los medios el tratar de abrir aquel estuche sin éxito alguno, igual que con aquella puerta negra, hasta pareciese que en vez de avanzar retro rdian 15 pasos para desgracia, sobretodo en Etihw, quien ya con un calendario, era inevitable que ella, la Dama Blanca, no llorase antes de quedar dormida a causa del cansancio psicológico le causaba el no haber podido darse cuenta.

Kcalb... Por todos los cielos... ¿Dónde estás...?

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Las pequeñas traviesas, habiendo hecho su esfuerzo el día de ayer, lograron encontrar aquél sitio donde lavar sus ropas. En camisones y, rogando por no ser vistas, unas más avergonzadas que otras, estuvieron así hasta hoy en la mañana donde, para confusión hasta de las demonesas, sus ropas, limpias, planchada y, hasta dobladas, habían aparecido en un cesto de paja en frente de la puerta de aquella ángel que debía su nombre donde se habían hospedado de momento. Además de eso, incluso, había muda de ropa acorde a sus tallas y, aunque fuesen blancas con rombos y detalles en grises, había que admitir que eran lindas... Aunque..

- ¡Creo que estamos de acuerdo que esto ya es muy extraño! - Exclamó Yosafire quien, con sus ropas de siempre ya puestas, miraba a sus amigas estando todas en la sala principal, desayunando lo que tenían en sus mochilas mientras veían la forma de encontrar ahora un mapa del lugar.

- ... Por primera vez.. Estoy de acuerdo contigo, Yosafire... Esto ya no me está gustando... Y realmente ya estamos lo suficientemente perdidas como para poder encontrar la salida... - Hablo la pelirroja quien, estando sentada en un sofá blanco de piel de dos plazas, no lucía siquiera tranquila con la situación.

- Pe... Pero... Pero... Pero si no hay nadie.. ¿C-Como es que nos trajeron nuestra ropa.. Y ropa nueva? - Era algo que todas querían saber.

Y Macarona tenía razón, en tres días, no han encontrado ni un alma, aparentemente, que siquiera les dijera cómo llegar a la salida. No había nadie y, sin embargo, no era raro ni mucho menos descabellado el considerar que se han estado sintiendo observadas.

Las miradas de todas, incómodas por la situación y, además, de verse a leguas que hasta lo han llegado a considerar, daba más incomodidad que nunca... No era para más...

Han estado siendo vigiladas desde que habían llegado y aún seguían sin saber que hacer con ellas...

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Un par de felinas, habiendo dejado a su dueño dormir, luego de una platica a base de susurros, ya estaban recorriendo el castillo a sus anchas iniciando con el haber llegado al cuarto del Diablo. Entrando por una abertura que sólo ellas conocían, entraron sin problema alguno del cual, al momento de transformarse en sus formas humanoides, las voces de Wodahs y Grora las lograron asustar pues se encontraban al otro lado de la puerta, seguido de la voz de Reficul y Etihw.

- Etihw... ¿Segura que esto servirá...? - Hablo el Ángel Jefe quien, llevando una caja de herramientas, dudaba mucho que eso funcionará de algo.

- Wodahs... Se me acaban las ideas realmente.. No podemos abrir el estuche, faltan 15 días para su cumpleaños, yo ya estoy perdiendo los estribos... ¿¡Qué más quieres de mi!?

El ruido de alguien sujetar a alguien y encestarle una cachetada resonó en lo que las gatitas se dirigían a unos muebles suyos a recoger unas cosas, siendo cuidadosas de no hacer ruido.

- Se que esto te duele.. A todos nos esta preocupando, no eres la única... Pero maldita sea, no te exasperes de esa forma que así no vamos a solucionar nada... - Reficul hizo una pausa antes de mirar a ambos ángeles quienes, en su sorpresa, espabilaron para ver a esa demonesa - ¿Realmente no saben como abrir ese estuche...?

- Si supiéramos, el Ángel Jefe no tendría la caja de herramientas... ¿No lo crees? - Respondió la loli cruzada de brazos un poco más en paz gracias a esa cachetada hacia Etihw que logró callarla.

En una maleta de aspecto viejo y pesado, las gatas con todo el silencio posible, estaban guardando cosas personales para ellas, entre estas se encontraban sus cepillo y algunos juguetes que tenían para entretenerse, así mismo, oían la platica que, extrañadas, se miraron entre sí por el tema del estuche pues...

Ni siquiera ellas sabían que podría contener. A lo mejor, hablando con su amo, podrían saberlo y sin mas, ya con su equipaje listo, abrieron la ventana  del cual, por ahí terminaron saliendo luego de cerrar la puerta, dejando el sito tan vacío como lo habían dejado...

En eso, para sorpresa de todos,
El sonar de un cántico
Resonó por cerca de tres minutos
...
Etihw...
Reacciona...
Etihw...
No fui yo...
No fue nadie...
No fue su culpa...
Lunne...
Te ocultaba algo...

The black Flower, the white diamondWhere stories live. Discover now