Día Seis

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Anoche había dado la bienvenida a todos los ángeles y demonios, aves y mogekos quienes vivían en su mundo, avisando que vivirán en el castillo junto con las clases hasta que la temporada de lluvias culminara; indicando que los estudiantes tendrán dos semanas de cese de clases hasta que las aulas estuvieran bien acondicionadas al igual que las bibliotecas pues se estaban recuperando los libros de la biblioteca para su uso.

Ordenándole a Grora que dijera que tanto Wodahs como ella irían a revisar el progreso de las aulas temporales se habían ido hacia los pasillos demoniacos... Una charla que solo ella y él mantuvieron en íntimo secreto de todos...

–Señorita Etihw... ¿Cómo iremos a ver los cuartos demoniacos si es mi hermano quién tiene las llaves?

–Muy simple... Wodahs – Mostró un juego de llaves oscuras, perfectamente bien guardadas en un buró que usaba para guardar sus pijamas, sorprendiendo al ángel – Hice que me sacaran una copia de las llaves que Kcalb tiene para los pasillos demoniacos que mandó a renovar también... Sé que no fue ahí cómo yo con los pasillos angelicales... Quizás para no recordar el dolor que también tuve que ver...

El solo hecho de recordar cómo murieron Yosaflame y Sherbet... Sherbet usaba una lanza con un hacha de doble hoja y Yosaflame un estoque francés demoniaco... Era un odio tan genuino que hasta él se perturbaba de solo ver a su antiguo compañero sonreír de una manera grotesca que solo Etihw era capaz de tolerar sin hacer ninguna mueca...

De solo recordar esa plática, Wodahs parecía estremecerse... Ataviado con sus trajes normales, pues no deseaba Etihw ser irrespetuosa si se ponían sus viejas ropas, se fueron así a los pasillos...

Sinceramente, Etihw agradecía que Wodahs la acompañara, pues temía que las antiguas almas demoniacas intentaran atacarla o sentirse muy intimidada... Ahora que tenía una sensibilidad más detenida que antes era normal que no se sintiera segura de esto y, al parecer, el hermano de Kcalb se había dado cuenta y fue por eso que se llevó su sable japonés para poder protegerla. "Etihw... Espero que recuerdes algo importante... Y es que estos demonios... En verdad te odian... Pero aborrecen a mi hermano porque nunca los visitó..." Rogaba porque su diosa pudiera darles algo de paz entre la soledad.

Igual que ayer... Pasillo tras pasillo, puerta tras puerta, ambos entes de luz buscaban a Kcalb hasta que, milagrosamente, dieron entre aquellas puertas negras con adornos de rombos grises la puerta de placa de rubí con el nombre Yosaflame. Ambos se vieron y fue Etihw quien buscaba la llave mientras Wodahs se alistaba con su sable en caso de recibir un ataque espiritual.... Un Click y cautelosamente abrieron la puerta lentamente para ver, con sorpresa evidente, pues ambos abrieron lo más posible sus ojos al notar el interior...

Si no fuera porque sabían que era de un demonio, creerían que veían el cuarto de Sherbet... Una habitación de un verde oscuro con rombos rojo claro y verde limón cómo decoración a la pared; más arreglada siquiera que la de Kcalb del cual, sólo él era el único que podía corroborar si Yosaflame era un amante de la limpieza.

– Bueno... Si Sherbet viera esto harían concurso de quién deja limpio el cuarto – Bromeó Etihw a medida que revisaba con Wodahs quién había asentido y sonreír levemente.

– O... Quizás volverse amigos...

– Es verdad... Si ambos se hubieran dado un momento de poder hablar, se llevarían un poco mejor...

Si, era triste recordar cómo murieron... Sherbet era fan de las armas de doble hoja, por lo que su arma predilecta era el hacha de doble hoja mientras que el de Yosaflame era el estoque francés...

Un odio tan grande que, ambos estando malheridos y a nada de morir, con su último aliento a pesar de los gritos de los dos superiores en un intento desesperado por detenerlos, vieron cómo ellos se lanzaban con lo que tenían y en un corte rápido y limpio, ambos se habían sincronizado para apuntar al cuello del otro... Cabe decir que fue el silencio más sepulcral de todos; ver las cabezas salir disparadas y de sus cuellos brotar chorros de sangre con fuerza, mientras los cuerpos soltaban las armas y caían de una manera que....

The black Flower, the white diamondحيث تعيش القصص. اكتشف الآن