The black Flower, the white diamond

Días para el cumpleaños: 16

Día siguiente. Reficul, luego de la mala experiencia de ayer de, no solo se había mojado por el diluvio, sino que, también, sus ropajes estaban sucios del lodasal al punto de tener que prestarle ropa. A pesar de que Etihw se había disculpado por no haberle explicado bien, estaba profundamente agradecida por su ayuda. Ese día, todos desayunaban en el comedor, aquella diosa y aquella diabla, estaban tomando sus alimentos en la Sala del Trono por privacidad.

- Así que... - Mirando a la Dama Blanca, con su típica indiferencia al tiempo que se limpiaba los labios con una servilleta- Kcalb no se ha aparecido en once días...

- Si... - Admitió cabizbaja al tiempo que veía y sujetaba aquella taza con té de fresas que Wodahs había preparado para ellas.

Si.. No era raro para Reficul que hasta los alimentos fueran extremadamente humildes; Una ensalada de frutas bañadas en miel, pay de chocolate de a saber dónde demonios lo sacaron y una ración de galletas recién horneadas con té de fresas en su punto a diferencia del suyo, en el que hasta la cerveza se podría conseguir a bajo costo, no como en ese mundo en post guerra...

Me pregunto... Cómo fue que perdieron todo... Ah... Cierto, fue por tí...

- A propósito... - Hablo, luego de haber deleitado hasta sus papilas gustativas de esa bebida caliente que contrarrestaba el dulzor del chocolate - Es la primera vez que te veo con ese pasador... ¿Te lo regaló alguien...?

Ante tales palabras, la diosa se había ruborizado. Era cierto que casi nunca la usaba más que en momentos especiales, sobretodo, cuando recordó como apareció ese broche. Ante eso, su rubor había pasado a un notorio sonrojo que la hizo cubrir, para sorpresa de la albina, su rostro completamente avergonzada.

- .... - Parpadeando un par de veces, no pudo evitar soltar una ligera risilla antes de seguir comiendo tranquilamente - Ahora entiendo porque Kcalb te llamó "Esposa" en lugar de "Diosa" o por tu nombre en esa reunión... ¿Sabes? Quizás sea interesante que haga esa celebración... Pero esta vez, en público

- ¿¡E-Eh!? - Si había algo que a los dos les avergonzara en demasía, era, sin dudas, el casarse en público - Bu-bueno... Lo... Lo habíamos considerado, pe-pero.... A.. Aahhmmmm... - Con los colores subiendo de tono, apenas y se apreciaba su boca ya sin saber para donde huir - ¡S-Solo terminemos y si.. Sigamos buscando!

Reficul, no pudo evitar reír divertida ante como logró avergonzar a la persona más desvergonzada y pervertida de todos.

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Esa mañana, las chicas amanecieron inusualmente más cansadas de lo usual, quizás debiéndose al sobreesfuerzo de proteger la cocina o porque esto era un laberinto sin fin sin embargo, sabiendo que bien podrían estar a salvo, se dieron un par de horas más para descansar bien, cosa que hicieron, en aquel cuarto de tonos morado claro, pertenece te a una de las Ángeles de Etihw.

El cuarto no tenía gran cosa, era una habitación parecida a la primera, salvo que en esta, había una cámara fotográfica y varios estantes llenos de álbums que no fueron revisados por el terrible cansancio que tenían. Así mismo, las seis, acostadas en aquella cama matrimonial tamaño adulto, entre quejidos, balbuceos y unas ganas impresionantes de dormir, fue Froze quien, ya agobiada por sus ropas, se las retiro y las dejo dobladas buscando aunque sea un camisón, cosa que logró encontrar, pidiendo permiso en una oración silenciosa, de agarrar dicha prenda, fue que, ya más cómoda con un camisón lila simple de mangas largas de algodón, fue que acabo por tumbarse en su lugar y quedar profundamente dormida. Irónicamente, eso fue lo que hicieron todas ellas quienes ya estaban agobiadas al extremo y, así, pudieron conciliar más el sueño.

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Un día nuevo, un día de tristezas. Kcalb había revelado, un lugar al que usualmente, solía ir a dejar siempre un ramo de flores blancas y negras. Ese día, aquel Diablo, reveló ante sus mascotas, quien fue su madre. Como fue que quedaron a su cuidado en realidad y, como, batallando, fue que las sacó adelante.