- Tú... ¿Qué haces aquí?- se atrevió a preguntar con voz suave.

La muchacha lo miró con picardía, acercándose a su encuentro con un contoneo de sus posaderas que podía hacer abdicar de su buen juicio a cualquier hombre que se propusiera.

- ¿Es que no puedo estar aquí?- cuestionó con un falso puchero.

- N-no, claro que puedes, es solo que...- la observó detenerse justo delante de él, produciendo que el calor lo consumiera desde sus entrañas-. ... No te... Esperaba.

Una sonrisa traviesa curvó los carmesíes de la chica y se cruzó de brazos.

- Eso puedo creerlo.- admitió con desfachatez.

La respiración del zagal se había tornado más densa al apreciar esos bellos cielos que ella poseía como a ojos, obligándolo a reunir fuerzas, de dónde solo había debilidad por el deseo que aquella ninfa alimentaba.

- Oye...- frunció los labios, bajando el rostro-. ... Si vienes por lo que ocurrió antes en la habitación de Félix, yo quiero aclarar que...- arrugó el entrecejo, armándose de valor-. ... No es lo que parece.

La universitaria se inclinó, sosteniendo su barbilla para producir el cruce inminente de sus miradas.

- ¿Y qué es lo que parece?- tentó, consciente del efecto que provocaba en el menor.

« Oh, Dios, ¿por qué me odias tanto si no soy ateo? »

- Pu-pues... Que os estaba espiando.- se refirió con un ligero temblor en el timbre-. Y-yo solo entré a buscar algo, y... Bu-bueno... No sabía que estabais ya en casa, y cuando quise irme...

Marinette colocó un dedo sobre sus labios y él atendió completamente paralizado.

- Tranquilo, no he venido a regañarte.- musitó en un susurro que sonó de lo más sensual a oídos del varón-. Solo quería decirte que no tienes porqué sentirte culpable.

- ¿A-ah, no?- titubeó irresoluto.

- Claro que no.- aseguró, emitiendo una melodiosa risa-. No pasó nada malo.

El rubio entreabrió los labios, notando sus mejillas llamear al ser atrapado por la vergüenza y desviar el foco de su visión.

- Pero... Te vi... Desnuda.- sus extremidades comenzaron a reaccionar con ese simple recuerdo, sintiendo la necesidad de aplacar sus pensamientos por tal de no ser víctima de los mismos.

Esa faceta le pareció de lo más adorable a la chica, quien despreocupadamente, ocupó un lugar al lado del jovenzuelo.

- ¿Y?- captó nuevamente la trayectoria de sus verdes y sonrió-. Que me veas desnuda no implica nada... Adrien.

La forma al hablar y la provocación de sus palabras lo tenían cautivado. Instándose a sostenerle el contacto visual y controlar esos arrebatos que lo orillaban sin remedio hacia ella.

- Entonces... ¿No estás molesta conmigo?- formuló con la entereza que pudo.

- Por supuesto que no.- le dio un toque amistoso en la frente-. No es la primera vez que alguien, que no es tu hermano, me ve sin ropa.- se arrimó a su rostro-. Por no hablar, de otras cosas más comprometedoras que he hecho y de las que no me arrepiento.

« Dicen que la curiosidad mató al gato, pero... »

- Te refieres a... ¿Acostarte con otras personas?

La azabache asintió, alimentando enseguida ese afán por saber en el adolescente.

- Como ya sabes, Félix y yo mantenemos una relación muy... Permisiva.- sus dedos se dirigieron al brazo del chico, deslizándose en una caricia que lo obligó a retener el aire en sus pulmones-. Quizás no sea bien visto por todo el mundo, pero así estamos bien.- ambos compartieron una intensa mirada, sin apartarse en ese exceso de cercanía.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Where stories live. Discover now