prologo

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Mairk jugaba con una pequeña zorrita los dioses estaban desconcertados y no creían que una dulce joven como ella era la diosa más poderosa; si la pequeña diosa hacia un berrinche un terrible suceso pasaba en la tierra, la diosa Mairk era más fuerte que todos hay, ella era mucho más fuerte que Orión y Zeus.

Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter, Demiurgo, Selena, Hela y Poseidón estaban sorprendidos de cómo una pequeña podía hacer tanto mal, creían que si mantenían a la pequeña diosa tranquila nada malo pasaría, así que la consentían lo más que podían, ella no media su inmenso poder, pero ella sabía que si ella enfurecía todo lo que conocía seria destruido pero también seria reconstruido con un simple chasquido todo volvería a la normalidad; los dioses estaban algo aburridos y la diosa Artemisa se le ocurrió un juego muy divertido según ella, se trataba de una apuesta, un combate entre los cazadores, los licántropos y los vampiros, Selena dudo no podía exponer así a sus pequeños hijos, pero Demiurgo estaba seguro que sus vampiros ganarían, pero todos quedaron atónitos cuando Mairk se levantó enfurecida de su trono.

-como se les ocurre una apuesta – grito ella – acoso creen que la vida de esos seres es tema de alegría – ella no estaba contenta – acaso la vida de sus hijos no les interesa.

-calma Mairk, si se sale de control yo mismo acabare con la guerra – dijo Zeus tratando de calmar a la pequeña diosa.

-Solo dijo que ellos no deben jugar con la vida de ellos son sus hijos – explico ella, se acercó a Orión para abrasarlo, ella y el dios Orión eran muy cercanos.

-no son tus hijos –dijo Artemisa –acaso sabes algo que nosotros no Mairk.

-Artemisa se muchas cosas que ustedes no, yo nací al mismo tiempo que la tierra –le contesto y Orión la mimo.

-siempre eres así Mairk –dijo Atenea –nunca nos dices lo que debemos hacer.

-no es mi deber decirles que hacer – dijo ella – sus hijos sufrirán, están seguros de esto.

-ellos aprenderán a ser más fuerte – dijo Selena.

-mis hijos son fuertes, así que ganaran la batalla – dijo demiurgo.

-estoy aburrida, no me interesa lo que pase – dijo Artemisa.

-en ese caso no intervendré, Arterina ven aquí – Arterina era una diosa menor para ser más específicos era la diosa menor de la muerte muy suspicaz que siempre estaba al lado de ella. Orión y ella salieron de la cámara donde estaba el trono con Arterina siguiéndolos, llegaron a la cocina donde nona, la cuidadora de la diosa preparaba comida, paro los tres, ella quería ayudar en lo que podía así que hizo algo que no debía hacer.

-Arterina ven –la diosa se acercó a ellos – no debería hacer esto – de sus manos saco una daga y un cáliz – dame tu mano – la diosa lo hizo sin rechistar, ella corto un poco su palma y dejo caer unas gotas de la sangre del diosa menor –en un futuro tu tomaras mi lugar y este cáliz con tu vida debes de proteger, Orión es tu deber ayudarla entendido, hasta que regrese.

-¿A dónde iras? –pregunto Orión.

-no lo sé, aun –suspiro- no se muchas cosas sobre mí y mi destino.

Un año de la apuesta había pasado y la diosa veía como esas criaturas luchaban cada día, el cielo estaba gris, decidió salir al patio para disfrutar de la vista del mundo desde su templo, veía a sus siervas moverse de un lado a otro, ella se sentó en el pasto y cuando menos lo pensó sintió un inmenso dolor en su estómago, vio como Artemisa clavaba la espada en ella.

-pagaras caro esto Artemisa – dijo ella – se paró y escucho los gritos de sus siervas.

-no me interesa –Mairk cayo y en eso vio a los dioses a su alrededor.

-mi maldición sobre ti caerá Artemisa –dijo ella – Arterina ya sabes que hacer.

Sus ojos su brillo perdieron y en una lluvia de luces la vida perdió, dejando una promesa y una maldición por cumplir, pero confía en que su dulce Arterina con justicia tomaba su lugar, Orión y los demás impactados estaban y la amenaza con recelo la aceptaban, Artemisa pensó que con la suya se había salido sin saber que su destino sellado se encontraba, ahora una gran plan tenia destruir a los dioses su prioridad seria; Arterina con gran dolor en su corazón al trono subió y su puesto como diosa suprema tomo, todos aceptaron la decisión y nadie reclamo nada, pero todos sufrían por la pérdida de la pequeña diosa Mairk. Una obscuridad a su alrededor se encontró, se supo que en el jardín de ilirias debería estar, pero vio una luz y la siguió, el aire a su cuerpo regreso, pero un nuevo ser acaba de nacer una pequeña niña a la vida acaba de llegar.

una venganza dolorosa (En Edicion)Where stories live. Discover now