Capítulo 17

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Y, tras todo un verano de escasez de ideas, Aitana viene con las pilas cargadas y lista para seguir escribiendo.

Siento haber tardado taaaaaaaanto en subir, es que literalmete me quedé sin ideas para continuar.. espero que nunca vuelva a pasar :( 

DE TODAS FORMAS, ya estoy de vuelta y con un millón de ideas más :D
Os echaba de menos

Sus dulces labios se apoderaron de los míos, temblorosos cual luna reflejada en un charco de las ciudades más húmedas después de una tormenta. Suspiró sobre la áspera piel de mi barbilla, regalándome un pequeño beso en aquél lugar antes de volver a apoderarse de mi boca.

Admito que para entonces estaba desesperado, ávido, anhelante de su contacto, sus palabras, hasta incluso de sus miradas. Me había enamorado a primera vista y el mundo parecía haberme dado la oportunidad de ser correspondido, y no iba a desaprovechar aquella coyuntura.

-¿Coyuntura? –Murmuró entre besos, ahora retirándose un poquito para poder mirarme a los ojos-. No puedo creer que juzguéis mi vocabulario cuando en realidad el vuestro es más extenso de lo que llegáis a imaginar.

Fruncí el ceño ligeramente y él sonrió por debajo de la nariz. Mis ojos pronto analizaron los suyos con profundidad.

-Deja de hacer eso –exigí.

Su sonrisa se ensanchó por momentos, sabiendo exactamente a qué me refería.

-¿Hacer qué? –Ladeó la cabeza con curiosidad, aprovechando la posición para darme un beso en el cuello-. ¿Esto?

Mis ojos se cerraron instintivamente con la intención de intensificar el sentido del olfato, tratando de oler su aroma una vez más y llenarme de este los pulmones.

Dejé que siguiera acariciando mi piel con sus labios por un rato más, aunque ambos sabíamos que eso no serviría para que olvidara todo lo que tenía en mente desde que me desperté aquella mañana.

-D-Deja de controlar mi mente –me eché hacia atrás y pude captar un suspiro cansado por su parte-. No soy un muñeco.

Harry dio un par de pasos hacia atrás hasta encontrarse con la silla de mi escritorio, donde se sentó con lentitud sin despegar sus ojos de los míos.

-Me estás sirviendo tus pensamientos en una bandeja de plata, Louis. No puedo rechazar semejante oferta, me hace sentir muy privilegiado el poder tener acceso a tu mente.

Rodé los ojos, a lo que él sonrió ampliamente.

-Si la leyeras en estos momentos te sentirías ofendido.

-Lo dejo para más tarde, entonces –rio por lo bajo.

El silencio reinó durante varios segundos en los cuales nuestras miradas no llegaron a despegarse la una de la otra. Por raro que pareciera nunca había silencios incomodos con Harry, algo que agradecía de todo corazón.

Sus ojos, curiosos, se entrecerraron en cuanto supo de lo que iba a hablar.

-Me dijiste que responderías a mis preguntas en cuanto despertara –le recordé.

-Debía haber sabido que no ibas a olvidarte de eso tan fácilmente.

Aunque sus labios fueran adornados por una dulce e inocente sonrisa, sus ojos proyectaban una expresión demasiado chulesca, atrevida y provocadora que, a decir verdad, no me desagradaba para nada.

Black SnowflakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora