Capítulo 6

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Al entrar en la habitación me encontré con Liam tirado sobre mi colchón como si se hubiera caído de un séptimo piso. Maldito desastre de hombre. Miré hacia atrás para encontrarme con la cara de pocos amigos de Harry, quien se mantenía de pie sin cruzar la puerta.

-Entra si quieres –le ofrecí, viendo cómo no movía ni el pecho al respirar de lo quieto que estaba.

Liam levantó la cabeza de la almohada haciendo chascar la lengua perezosamente como si estuviera masticando un chicle imaginario. Se había dormido el muy vago.

-¿Ah? –masculló el castaño.

-A ti nada, Liam –dije divertido-. Harry, ¿entras o no?

El chico miró a mi amigo sin girar la cabeza como si estuviera planeando su muerte, luego sus ojos volvieron a los míos y por fin vi como su pecho subía un poco para tomar aire. Al menos, no estaba muerto.

-Me parece que en otra ocasión será, Louis –sonrió levemente y pronto sus labios volvieron a su línea recta original para mirar a mi somnoliento amigo-. Venía a despedirme de Payne, pero supongo que él no tendrá ese placer.

Alcé una ceja y me crucé de brazos. ¿Que Liam no tendría el placer de que Harry se despidiera de él? Pero bueno, ¿qué se había pensado el chico éste?

-No creo que le importe que te vayas sin avisarle –solté sin pensar-. Total, nadie te ha pedido que te quedes.

El silencio reinó en mi casa. Mierda.

Durante unas milésimas de segundo un sudor frío me invadió y pensé que ahora Harry pretendería matarme a mí también, pero sin embargo una profunda risa salió de sus labios, dejándome en shock. Era raro verle feliz.

-Si me permites la comparación, me recuerdas mucho a tu abuelo.

Liam nos miró extrañado, y creo que mi reacción no fue menos.

-¿De qué conoces a mi abuelo?

Su sonrisa se desvaneció poco a poco para dar a lugar a la precaución pintada en sus pupilas.

-¿De verdad quieres saberlo?

-Sí…

Era difícil hablar cuando su voz cada vez se hacía más y más grave.

Dio un paso hacia adelante y recargó su brazo sobre el marco de la puerta, inclinándose hacia mí. Por instinto yo también me acerqué a él y sus labios se dirigieron a mi oreja, rozando el lóbulo de ésta delicadamente.

-La curiosidad mató al gato, Louis –susurró-. No necesitas saber nada más de lo que ya sabes ahora.

Se retiró hacia atrás y con suma delicadez sus finos labios se dejaron notar por la piel de mi mejilla, rozándola levemente. Un escalofrío recorrió toda mi columna, dejándome totalmente desarmado.

Por puro instinto traté de mantener aquella sensación cerca de mi cuerpo, por lo que inconscientemente me fui inclinando hacia adelante, prácticamente quedando de puntitas en el piso para poder seguir su presencia.

Al poco tiempo me di cuenta de la realidad de la situación y me eché hacia atrás con rapidez, rezando por qué no se hubiera notado mucho mis ansias por tocarle.

Harry, con la cabeza gacha para alcanzar mis ojos, me miró seriamente tratando de averiguar y comprender mis pensamientos que, en aquél preciso instante eran un mar de dudas.

-C-Creo que es hora de que vuelvas a casa –mascullé algo tímido.

Escuché las sábanas de la cama moverse detrás de mí y me giré para ver como Liam se levantaba y comenzaba a caminar hacia nosotros.

Black SnowflakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora