24. Inside Chamber of Secrets

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DENTRO DE LA CÁMARA DE LOS SECRETOS

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Hicieron pasar a Lockhart delante.

Myrtle la Llorona estaba sentada sobre la cisterna del último retrete.

-¡Ah, eres tú! -dijo ella, al ver a Harry-. ¿Qué quieres esta vez?

-Preguntarte cómo moriste -dijo Harry.

El aspecto de Myrtle cambió de repente. Parecía como si nunca hubiera oído una pregunta que la halagara tanto.

-¡Oooooooh, fue horrible! -dijo encantada-. Sucedió aquí mismo. Morí en este mismo retrete. Lo recuerdo per fectamente. Me había escondido porque Olive Hornby se reía de mis gafas. La puerta estaba cerrada y yo lloraba, y entonces oí que entraba
alguien. Decían algo raro. Pienso que debían de estar hablando en una lengua extraña. De cualquier manera, lo que de verdad me llamó la atención es que era un chico el que hablaba. Así que abrí la puerta para decirle que se fuera y utilizara sus aseos, pero
entonces... -Myrtle estaba henchida de orgullo, el rostro iluminado- me morí.

-¿Cómo? -preguntó Annie.

-Ni idea -dijo Myrtle en voz muy baja-. Sólo recuerdo haber visto unos grandes ojos amarillos. Todo mi cuerpo quedó como paralizado, y luego me fui flotando... -dirigió a Annie una mirada ensoñadora-. Y luego regresé. Estaba decidida a hacerle un embrujo a Olive Hornby. Ah, pero ella estaba arrepentida de haberse reído de mis gafas.

-¿Exactamente dónde viste los ojos? -preguntó Harry.

-Por ahí -contestó Myrtle, señalando vagamente hacia el lavabo que había enfrente de su retrete.

Harry y Ron se acercaron a toda prisa. Lockhart se quedó atrás, con una mirada de terror, siendo apuntado por Annie.

-Ese grifo no ha funcionado nunca -dijo Myrtle con alegría, cuando intentaron accionarlo.

-Harry -dijo Ron-, di algo. Algo en lengua pársel.

-Pero... -Harry hizo un esfuerzo.- Ábrete -dijo con profundo terror en el rostro.

-Lo dijiste en español, Harry -dijo Annie, negando.

Harry volvió a mirar a la serpiente, intentando imaginarse que estaba viva.

-Ábrete -repitió, Annie reprimió un escalofrío.

De repente el grifo brilló con una luz blanca y comenzó a girar. Al cabo de un segundo, el lavabo empezó a moverse. El lavabo, de hecho, se hundió, desapareció, dejando a la vista una tubería grande, lo bas tante ancha para meter un hombre dentro.

-Bien, creo que no les hago falta -dijo Lockhart, con una reminiscencia de su antigua sonrisa-. Así que me...

-No se atreva a moverse -masculló Annie.

-Usted bajará delante -gruñó Ron.

Con la cara completamente blanca y desprovisto de varita, Lockhart se acercó a la abertura.

-Muchachos -dijo con voz débil-, muchachos, ¿de qué va a servir?

Harry le pegó en la espalda con su varita. Lockhart metió las piernas en la tubería.

-No creo realmente... -empezó a decir, pero Ron le dio un empujón, y se hundió tubería abajo.

Harry fue el siguiente, seguido por Ron y a lo último Annie.

Era como tirarse por un tobogán interminable, viscoso y oscuro. Podía ver otras tuberías que surgían como ramas en todas las direcciones, pero ninguna era tan larga como aquella por la que iban, que se curvaba y retorcía, descendiendo súbitamente. Calculaba que ya estaban por debajo incluso de las mazmorras del castillo.

Annie y la Cámara de los Secretos Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum