Annie y la Cámara de los Secretos

8. Enemies of the Heir

 
 
ENEMIGOS DEL HEREDERO

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Annie esperó pacientemente a que Harry llegara, decidió adelantar algunos deberes, pero aún el azabache no llegaba. 

Se dispuso a leer un libro, pero terminó por quedarse dormida, estaba muy cansada y se había levantado muy temprano.

Harry llegó muy alterado a la Sala Común, el haber escuchado esa siniestra voz, que anunciaba matar a alguien, lo dejó muy aturdido. Pasó el retrato de la Dama Gorda, y se extraño de que en la chimenea aún quedaran algunas brazas, así que se acercó y se encontró a su mejor amiga dormida, con un libro al lado de ella.

El chico suspiró. Le había dicho que no tenía que esperarlo. 

Suplicando a sus fuerzas que no tenía, cargó a Annie y subió a su dormitorio con ella. No la dejaría dormir en la sala común. Se moriría de frío.

La dejó en su cama y la chica se acomodó, sin despertarse.

Sumamente cansado se dirigió al baño a cambiarse. Cuando salió del baño, se encontró a Ron entrando al dormitorio.

—Estúpidos trofeos.. —murmuró molesto.

—Te lo hubiera cambiado de buena gana —dijo Harry haciéndolo dar un respingo. 

—No te había visto —confesó. Harry se acercó a su cama y Ron quedó algo estupefacto.

—¿Esa es Annie? —preguntó con un poco de asombro. El chico asintió.

—Se quedó dormida en la Sala Común, no podía dejarla ahí —se excusó.

—¿Y porqué no la despertaste? —preguntó alzando una ceja. Harry se removió incómodo.

—P-pues.. —tartamudeó— no podía despertarla —se quejó.

—¿No podías o no querías? —preguntó, sonriendo internamente al ver los nervios de su amigo.

—No quería ¿sí? —se quejó— ¿cómo iba a despertarla cuando está tan a gusto y se ve tan linda? —Harry se detuvo abruptamente al haber dicho eso y se sonrojó casi del mismo tono que el cabello de los Weasley.

—Y luego dices que no te gusta —habló Ron con sarcasmo. Cuánto se estaba divirtiendo.

—C-claro que no me gusta. Es mi mejor amiga —dijo Harry vacilando un poco.

—Ya..  —respondió el pelirrojo—. y tengo mejores notas que Hermione

Harry rodó los ojos.

—Buenas noches, Ron —dijo dando por terminada la conversación. El pelirrojo estaba divirtiéndose como nunca.

(...)

Annie sintió la luz en su rostro, molestándola. Gimió y abrió un poco los ojos para decirle a Hermione que cerrara las cortinas, cuando sintió a alguien a su lado y se alarmó. Se sentó y se dio cuenta que no era su habitación. 

Observó a la persona a su lado, que era Harry. Se relajó, pero se sonrojó. Sentía vergüenza en ese momento. Se volvió a acostar, y se puso a pensar cómo había llegado hasta ahí. Supuso que Harry la había encontrado en la sala común y la trajo. 

Estaba pensando en todo y a la vez en nada, cuando Harry comenzó a moverse. La luz ya le pegaba en la cara. Este abrió los ojos. Annie se mordió el labio, nerviosa. La mirada esmeralda de su mejor amigo se posó en ella.