-Y no deja de molestarle en clase -dijo Roxane.

-Pero yo ya he hablado con los profesores. Ya sois mayores de edad; cumplisteis dieciséis años hace cinco meses, y os seguís portando como crías de catorce. Eso que habéis hecho no era...

-¡Banma! -llamó alguien desde la escalera.

Evanna, la hermana mayor de las gemelas, entró en la sala. Era alta, y muy guapa: tenía una larga melena castaña clara, una nariz fina y alargada, el ojo derecho color miel y el izquierdo azul verdoso.

-Bampra dice que quiere hablar con Roxane -informó la joven de veinte años, que luego miró a sus hermanas-. A ver, ¿qué habéis hecho?

-Tirar globos de pintura... -empezó Irma.

-No es momento para eso -la interrumpió su madre-. Venga, todas arriba.

Las cuatro subieron las escaleras hasta el primer piso, donde estaba la habitación de Gadea y su marido.

Alvar se encontraba reposando en la cama, mientras leía una carta. Era un hada de estatura media, con apenas pelo, con el ojo derecho miel y el izquierdo verde oscuro. Tenía la cabeza cubierta de vendas y la pierna en alto; acababa de perder el pie izquierdo en una lucha intensiva contra las arpías, que habían decidido unirse al mago más tenebroso de todos los tiempos, Lord Voldemort.

-Hola bampra -saludó Roxane-. ¿Qué pasa?

-Hola, niñas -suspiró Alvar-. Esto es algo serio... Sabéis que estamos aliados con la Orden del Fénix. Y debemos estar en contacto constantemente. Hace no mucho, envié un mensaje a su líder...

-¡Albus Dumbledore! -dijo Roxane-. ¡El mago más grande de todos los tiempos! Dicen que logró domesticar a un fénix él solo.

-Sí, bueno. El caso es -continuó su padre-, que he recibido un mensaje suyo, y debemos hablar. Sin embargo, él no puede dejar el castillo de Hogwarts y yo no puedo ir hasta allí. Así que he escrito todo lo que debo decirle en esa carta de ahí que hay en la mesa. Y tú se la vas a entregar - dijo, señalando a Roxane.

-¿Yo? - preguntó la chica-. ¿Y por qué no le mandas una lechuza?

-Porque cualquiera podría atraparla y leer el mensaje. Necesito que lo hagas tú.

-¿Y Evanna? ¡Ella es la mayor!

-Yo estoy ocupada -dijo su hermana-. Me han seleccionado para ser una de las aprendices de defensa contra amenazas externas. No voy a rechazar esa oportunidad.

-También lo haces porque está ese tal Tim Stone, ¿a que sí? -dijo Irma-. Apuesto que te mueres por darle un besito.

-No entiendo por qué todavía no sois novios -dijo su gemela.

-¿Os queréis callar? -ordenó Evanna.

Entonces, Miguel, el hermano menor, se asomó por la puerta del dormitorio. Era un niño de diez años, bastante alto para su edad. Tenía cabello castaño, el ojo derecho verde oscuro y el izquierdo azul.

-¿Evanna tiene novio? -preguntó.

-¡Miguelín! -saludó Irma-. Te tenemos que contar una cosilla...

-¡Ya es suficiente, niñas! -exclamó Gadea.

-Piénsalo bien -dijo Alvar, mirando a Roxane-, es una gran oportunidad. Si consigues cumplir la misión, te ayudará mucho para acceder a cursos como el de Evanna, ¿no crees? Además, eres una de las mejores de tu clase.

Roxane reflexionó por un momento. Su padre tenía razón. Esa misión la vendría muy bien si lograba realizarla con éxito. Era simplemente volar hasta Hogwarts, preguntar por el director, y darle el mensaje de su padre. Además, esos últimos días habían sido soleados, así que las arpías no saldrían a atacarla.

Magos, hadas y brujas [Lucy Weasley: Precuela] (PAUSADA)Where stories live. Discover now