OyT - El comienzo. CAP 01

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-Mucho gusto mi nombre es Tiara- se presentó con una gran sonrisa. La mujer de apariencia joven, cabello castaño claro y ojos color miel no le pareció desagradable.

Vegeta la escaneó de arriba hacia abajo sin ocultarlo.

"La hembra no está mal, huele demasiado a algún implemento para disfrazar el olor natural, pero no es desagradable"

La extraña pidió dos cervezas y de inmediato se las entregaron.

-¿Y bien hombre misterioso? ¿Cuál es tu nombre?- le ofreció una botella, la cual Vegeta dudó en tomar por un par de segundos, pero finalmente se decidió a seguirle el juego. El príncipe bebió la mitad de la cerveza de un solo trago sin emitir palabra alguna.

-Ya veo... hombre de pocas palabras- dijo coquetamente. -Así es mejor, los que hablan mucho solo saben adornar las palabras pero...

-Tú también hablas mucho mujer- recriminó con voz áspera, clavándole su negra mirada.

Las piernas de la mujer temblaron al sentir esa mirada, lo que en cierta medida la estimuló, le encantaban los hombres rudos y este extraño parecía ser muy apasionado. -Supongo que vienes sin compañía porque quieres divertirte a tus anchas- se acercó con total confianza acariciando uno de los fuertes brazos del guerrero. -¡Wow! Te has de matar en el gimnasio- exclamó entusiasmada.

Vegeta sin inmutarse solo alzó una ceja mirándola con curiosidad. "¿Acaso esa hembra busca aparearse conmigo o solo quiere quitarse las ganas de fornicar?"

En su estadía pasada en la tierra llegó a ver el televisor, y por eso tenía alguna idea de la manera en que interactuaban los terrícolas. Recién se había propuesto experimentar con alguna hembra y de inmediato le caía una sola, sin siquiera haberse propuesto buscarla esa noche.

"Parece que esto va a ser más fácil de lo que imaginaba" Una sonrisa mordaz apareció en su rostro al imaginarse la cara que pondría Nappa si se llegara a enterar que pondría en práctica su tan ansiado plan.

La mujer pasó de acariciar sus brazos a su pecho, no ocultó un suspiro de admiración al sentir los duros músculos debajo de esa fea camiseta rosa. Vegeta jaló a la mujer hacia una esquina oscura del bar, no sin antes beber más de esa cerveza que no estaba nada mal, al menos no sabía a orines.

Con movimientos toscos palpó el cuerpo de la hembra, primero la cintura, después las caderas y finalmente el trasero, se acercó peligrosamente a su cuello levantando el cabello para olfatearla.

"No parece un mal ejemplar, sería la primera vez que lo haría con una tan parecida a mi raza... no pierdo nada con aprovechar la oportunidad. Además hace ya bastante desde la última vez que forniqué" Pensó mientras continuaba palpando con cierta brusquedad las suaves curvas.

-Silencioso y directo, justo como me gustan- sonrió ante el cosquilleo que le propició la nariz del guerrero en su cuello.

-¿Puedes procrear mujer?- inquirió estoico, mirándola con impaciencia.

-No te preocupes guapo- sacó de su bolsa un par de condones y se los mostró con orgullo.

Vegeta no entendió a lo que se refería la mujer cuando sacó esos dos pequeños sobres cuadrados, le restó importancia ya que consideraba que los terrícolas en general solían hablar por hablar. Intentó levantar la corta falda de la mujer por los glúteos pero ella lo detuvo con rapidez.

-Aquí no- miró hacia los lados con discreción, -no seas impaciente- protestó divertida entre risas.

El guerrero la soltó sin protestar, pues ella tenía razón, aunque en los bares que él había visitado antes en otros planetas había visto de todo, inclusive en algunos no había ningún problema en que las meretrices brindaran sus servicios ante las miradas de terceros. Pero en esta ocasión en particular no era para bajar la calentura, él esperaba sembrar su semilla con la esperanza de engendrar un heredero, por primera vez en su vida copularía para reproducirse y eso definitivamente no lo haría con terceros como testigos.

Orgullo y tradición - El comienzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora