Capítulo 1 - El príncipe y el sapo

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No podía creerlo, ante sí tenía al espécimen más increíble de entre todos los hombres: Esas pestañas, esos ojos, tan alto y con un cuerpo perfecto. En definitiva debía ser suyo. Sus padres solo le habían dicho  que viviría en un pequeño departamento junto con un compañero  de clase. Pero vaya que compañero. Estaba tan ensimismada que no se dio ni cuenta del momento en el que él le habló.

— Disculpa...Eres Samantha Braconi, ¿cierto?

Estaba a punto de botar baba por la boca, se recompuso y respondió :

— Por supuesto, la princesa de Inglaterra Samantha Braconi, pero para ti Sam estaría bien— le lanzó una mirada coqueta y su mejor sonrisa.

El guapo joven le dedicó una sonrisa amable y educada, quizá no le interesaba mucho, pero ella se conformó. Era sexy, justo su tipo de hombre.

—Bueno, Samantha, pasa por favor, me siento mal hablando así en la puerta.

Al parecer no solo era sexy sino considerado. Estaba sumando muchos puntos.

Ella ingresó mientras el chico, muy amable, jaló sus pesadas maletas dentro de la casa. Sus padres le habían dicho departamento. Mentirosos.

— Tu nombre— pidió Samantha con una sonrisa

— Oh, cierto, mira que descuidado. Bueno, soy Lucas Robinson y a partir de hoy seré tu guardia real. —Le sonrió de forma brillante y le extendió la mano como saludo.

Y ahí acabó la magia.

— ¡Un niñero!— gritó exasperada— ¡Mis padres me contrataron un niñero!

No era posible, le habían quitado todo y encima querían privarla de su libertad. Vio como Lucas la miraba sorprendido y bajaba lentamente la mano. En ese momento el timbre sonó.

Apartaron las miradas y él abrió la puerta principal.

—Bienvenido—dijo Lucas de forma cálida, como si unos segundos atrás no hubiese presenciado el arrebato de Samantha.

El chico que entró por la puerta tenía un aire de joven correcto y tranquilo, su rostro de facciones casi angelicales llamaron la atención de la princesa. ¿Sería otro príncipe? Dos en un solo día, nada despreciable. Pero su mal humor le ganó.

— ¿Y tú quién eres? ¿El encargado de guardar la llave de mi habitación? ¿Ustedes dos son los sabuesos de mis padres?

El muchacho solo le dedicó una sonrisa torcida y le preguntó poniendo cara de póquer:

—¿Siempre eres así de escandalosa y malcriada? ¿Acaso tus padres no te educaron en casa?

No podía creerlo. La estaba mirando de esa forma, como si no valiera la pena siquiera dirigirse a ella. Eso la sacó de sus casillas.

— Tú...— dijo apuntándole con furia un dedo en el pecho.— ¿No sabes a quién te diriges? 

— ¿A quién me dirijo? Claro que lo sé. A una fiestera, borracha y despilfarradora buscapleitos.

Samantha estaba lista para pelear, o eso creía, porque cuando escuchó aquellas palabras se quedó de piedra. Reaccionó con dificultad unos segundos después.

— Yo soy la princesa de Inglaterra— dijo ya sin mucha convicción en su voz.—¿Dónde quedó tu respeto?

—En el mismo lugar en el que tú dejaste el tuyo. Fuera de esta casa.

En definitiva él no era nada amable.

— Escucha, tú podrás ser la princesa en tu castillo y quizá el resto de Inglaterra pero esta es mi casa y aquí el que manda soy yo.

Ella no tenía ni como refutar nada de lo que decía. Seguro sería un excelente abogado el muy idiota. Él empezó a subir las escaleras mientras ella asimilaba todo lo que acababa de suceder. En la mitad de estas se detuvo y giró en su dirección.

—Por cierto, soy Trevor Hale, y para mi mala suerte estamos en el mismo salón de clases. No me hables en la escuela, suficiente tengo con compartir mi espacio vital aquí contigo. Y tú—dijo señalando a Lucas—Seguro ella te maneja como quiere, haz tu trabajo hombre.—Dicho esto desapareció escaleras arriba y el único ruido que se escuchó fue el de Trevor cerrando la puerta.

Se quedó estupefacta mirando a la nada. 

—¿Estás bien?—le preguntó Lucas pasmado. Se notaba preocupado a pesar de que ella había prácticamente insultado su trabajo unos minutos antes. Era un buen chico, como un verdadero príncipe. Como esos caballeros de antaño que tanto hacían falta en este mundo. Ella le sonrió y respondió:

—No te preocupes, estoy bien, solo que...no me lo esperaba—De repente se sentía tan cansada, como si no hubiese pegado ojo en toda la noche—Si me disculpas, ¿podrías mostrarme mi habitación?

Lucas la guio con cuidado al segundo piso y a Samantha casi se le sale una maldición al darse cuenta de que el cuarto de aquel diablo se encontraba a un costado del suyo. Por fin, al encontrarse en la soledad de su habitación, dio rienda suelta a sus pensamientos.

Lucas era como un príncipe de cuentos de hadas: paciente , amable, todo un caballero. Mientras que Trevor era lo contrario: duro, directo, sin una pizca de tacto o consideración. La completa definición de polos opuestos. Una idea cruzó por su mente y empezó a reír a carcajadas. Serían el príncipe y el sapo de ahora en adelante. Aún no podía creer que estuvo a punto de considerar como un príncipe a aquel ser tan horrible llamado Trevor Hale. Luego de ese desastre estaba segura de algo: Aquel sapo sería su enemigo, estaba más que claro que no le agradaba a él y cada vez que ella recordaba aquella cara de póquer sentía una rabia profunda. Pero eso no quedaría así. No señor. Era la princesa de Inglaterra y nadie se burlaba de ella.

"Trevor, no sabes lo que te espera."




Educando a la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora