Capitulo 1.- "La fortuna se ha ido"

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"Sé que es muy difícil entender que el que calla otorga y no al revés, pues lo fácil es no callar"

Las novias- Calamidad.

Mamá... Por favor... No me obligues a usarlo...

No me importa... Lo usarás.

Aquel chico de ojos fríos y penetrantes se encontraba relajado tomando un baño en su bañera de porcelana, en esa mansión gris, espaciosa y vieja. Con un aire tan frío como los ojos del chico.

Miraba a la nada mientras sus sentimientos se ponían en paz consigo mismo.

Rozando su delicada y fina piel con el jabón. Mojando su precioso cabello corto color ocre, sintiendo la espuma delicada por su cuerpo y tocándola con esos labios ligeramente resecos.

Aquella colonia francesa que tenia vertida el agua con el aroma natural del joven podría ser un olor adictivo o detestable según los gustos.

Un aroma dulce combinado con fresco, la fragancia dulce del perfume y el aroma fresco que desprendía el joven en su PH.

El agua estaba completamente helada, Soren llevaba mas de una hora en su baño extenso, para su vida monótona con pocas visiones, la hora del baño era sagrada aun cuando el agua pudiese congelar a cualquiera que la tocase. Soren no se sentía incómodo, el agua era tan fría como sus expresiones.

Escuchó que un par de tacones se encaminaban hacia la puerta del baño, conocía muy bien ese tipo de pisada, acelerada y firme pero no brusca... Era su madre. Sarabeth, una mujer hermosa de cabello rubio oro y ya con algunas arrugas que tapaba con maquillaje, de porte alto y bien parecida con unos ojos marrones destellantes y llenos de orgullo puro.

"Toc, toc toc" Se escuchó del otro lado de la puerta, su madre estaba tocando. Soren levantó la mirada y tomó aire sumergiendose por completo en la bañera. - ¡Soren! ¡¿Cuanto mas piensas quedarte mocoso?! ¡Sal de una vez!.- Exclamó la mujer aparentemente molesta por la actitud de su hijo. Se escucharon sus pisadas alejarse y Soren se enderezó tomando una bucanada de aire haciendo su corto cabello hacia atras.

Seguido de esto solo se dejó resbalar por la tina sintiendo una vez mas el tacto helado y delicioso del agua fría.

Pudo escuchar como la puerta se abría y entraba una mujer canosa y menudita de vista humilde. Era la criada.

- Señor Soren, su madre me ordenó que ya lo sacara del baño. Exclamó la mujer titubeando un poco. Soren la miró y asintió noblemente mientras se levantaba de la tina, mostrando su cuerpo proporcionado en una cintura muy pequeña y unas caderas prominentes.

La mujer, llamada Marzialle se acercó a el con una toalla envolviéndolo en esta comenzando a secarlo, Soren tocó la mano de Marzialle con delicadeza. - Marzialle, yo puedo hacerlo. Comentó sonando absolutamente frío, la señora asintió y retrocedió para que Soren saliera de la bañera con mas facilidad.

El ritual de vestirlo ya no era tan laborioso como solía serlo.

Marzialle colocó delicadamente el corset en su abdomen, Soren abrió los ojos muy grande mientras se miraba al espejo. Tomó la mano de Marzialle, la propia estaba temblando, aunque su rostro dijera lo contrario. - No Marzialle, dejé se usarlo cuando tenía 16 años.-

La mujer asintió con una sonrisa comprensiva y se dispuso a terminar de vestir al chico, con una camisa holgada que no denotaba su figura afeminada y un saco color sepia.

Soren se colocó un pañuelo debajo del cuello de su camisa y lo reforzó con un botón hecho de jade que solía ser de su padre.

Estaba frente al espejo, con un porte correcto y ese aire de joven sofisticado de posición social considerable, los Thomas eran conocidos en el pueblo inglés donde vivían por ser la familia mas pequeña y prestigiada del lugar, todos unos aristócratas.

"El arte de la mentira"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora