Capítulo 11: Al borde del abismo

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Estaba completamente consciente de que Vegeta debió tener varias relaciones antes que él. Pero, ¿por qué con chicos demasiado mayores? ¿Acaso era un gusto extraño que él tenía o simplemente era muestra de rebeldía? Quizás era por la manera de ser de aquellos muchachos lo que le atraía, aunque también se cuestionaba el por qué ese chico pelirrojo se fijaría en alguien que evidentemente no era legal.

Y sobre lo que dijo Trunks esa noche, ¿por qué Vegeta se regresó aquella fatal noche donde aquellos hombres se robaron su inocencia de la peor forma posible? ¿Acaso en esa ocasión iba a ver a alguien y quiso "ocultar su secreto" cambiando la versión de los hechos en su diario? Suspiró pesadamente, ya no sabía ni qué pensar.

Además, ¿ese tal noviecito suyo era (o fue) realmente alguien importante para su vida? Si no, ¿por qué tenía bellas fotografías de ellos juntos circulando por redes sociales donde se demostraban lo mucho que se querían? Y si sí, ¿por qué no había mención suya en su diario, que era donde apuntaba los hechos más relevantes de su vida?

Miró por última vez aquellas fotografías y apagó la pantalla de su teléfono. Salió del cuarto de baño y se topó con el menor que yacía llorando en su sitio, sentado y tomando su cabellera con cierta desesperación. Miró tristemente aquella escena y se sentó a su lado.

—Lo siento, no fue mi intención hacerte sentir mal—ante esas palabras, el de cabellera en punta se aferró a él, ocultando su rostro en su pecho, mojando su playera.

—¡Perdón! ¡Sí quería, pero me arrepiento!—levantó la mirada y lo vio a los ojos, al mayor sólo se le removió el corazón al verlo en ese estado—. Yo no sé qué tengo, sólo me dejo llevar por mis impulsos y no pienso bien las cosas antes de decirlas...

—Tranquilo...—acarició su cabellera y lo tomó de los hombros. Lo guió a sí, para que se pusiera de pie y, una vez estuvo de frente, se sentara en sus piernas, para verse a los ojos—. Está bien, yo te perdono...

—¡No! ¡Grítame o trátame mal!—apretó sus puños con fuerza, arrugando su playera—. No es justo para ti que me perdones tan fácil.

—Yo no puedo hacer eso, no... no puedo hacerte daño—besó la punta de su nariz y unió sus frentes—. Sé que estás pasando por un momento difícil, y que los recuerdos te llegan de golpe y te hieren... Tienes muchas emociones acumuladas que buscan salir, y lo entiendo...

—¿Por qué perdonas a un idiota como yo tantas veces?—cerró los ojos y tomó aire calmamente.

—No es tu culpa, es de la situación—besó su mejilla y sonrió enormemente.

—Pff, si yo fuera tú ya me habría hartado.

—Si tú fueras yo sabrías por qué me gusta estar contigo—se acercó a su oído y mordió el lóbulo de su oreja—. Me gustan mucho tus ojos, y tu voz...—besó suavemente su cuello—...tu mirada... tu actitud fuerte...

—Goku...—susurró cerrando sus ojos—. Perdón por todo.

—Ya no importa, es más, ya se me olvidó—le dedicó una enorme sonrisa que el menor tímidamente devolvió—. Mejor cuéntame, ¿por lo menos te divertiste anoche?

—Algo...—susurró—. Me agradaron varios tipos del club de fútbol, hice muchos amigos nuevos, pero... —abrazó su cuello y unió sus frentes—. Pensé en ti cada cinco minutos, te extrañaba tanto y...

—¿Y qué?—preguntó al verlo callado.

—Goku, me di cuenta de lo mucho que te necesitaba conmigo, tú me haces más feliz—unió sus labios en un casto beso y luego bajó su mirada con pena.

Mi dulce ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora