Capítulo 43

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7 años después

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7 años después...

A un día de haber firmado un acta de matrimonio junto a Sebastián y a una hora de estar caminando entre los asientos de congregación directo al presbiterio, en donde él estaría esperándome dispuesto a decirme una vez más, me encuentro sentada en una esquina de mi cama, metida dentro de un vestido blanco que yo misma diseñé y tensada a causa de los nervios que cargo desde que apoyé la cabeza en la almohada.

Estoy asustada, no porque me vaya a casar con el hombre que elegí y sigo eligiendo, sino porque llevo diez años viviendo lo que anteriormente consideraría un irrealidad, algo completamente descabellado si simplemente hablamos de mí.

Nadia Bolton, la joven que estuvo enredada en tragedias desde los doce años, finalmente alcanzó un punto que suelen llamar felicidad. Pero resulta que cuando estás en medio de tu mejor momento y no puedes parar de reconocer lo increíble que te sientes, ese es el momento en el que desconfías de tu realidad, desconfías de la vida, y desconfías de vos misma porque ¿cómo llegaste a pasar de tanto llanto a tantas sonrisas y de tanta tristeza a tanta alegría? ¿Cómo es posible ver tanta luz cuando sólo estabas rodeada de oscuridad? ¿Cómo es posible que seas la persona que vive lo que creías inalcanzable?

Han pasado diez años desde que no sé absolutamente nada de Sam Beltrán, a quien seguramente le dieron cadena perpetua, Liceo, o hasta la misma Chiara. Diez años desde que no he recibido más llamados de Daniela, porque a falta de poder ¿cómo vences a tus enemigos? Diez años desde que no mantenía contacto con Gastón, quien había desaparecido desde su última confesión frente al juez. Y ocho años en los que ya no me pesaba pensar en mamá o en Isabela, porque sé que ambas están juntas viéndome triunfar.

Tardé en llegar a la cima de mi montaña, pero llegué, y ahora estoy vestida de blanco, con Mecha sosteniendo mi ramo de rosas blancas, Abbi fotografiándome desde ángulos imposibles, Denis peinándome y parloteando sobre lo cuánto que le costó conseguir la tela para mi vestido, y Gilda disgustada porque no ha visto ninguna novia que se vista de negro para su boda, lo cual prometió que haría para la suya, si es que conseguía la semilla de su naranja completa, ya que tampoco compartía lo de "media naranja".

—Jamás pensé que estaría presente en la boda de Sebastián Jones—me despertó Abbi de mi ensimismamiento—, ¡Sebastián Jones! —alzó los brazos, dramatizando sus palabras.

—No lo denigres—la señalé mientras Denis roseaba mi cabello con fijador.

—Escuché que te acostaste con él—dijo Gilda sonriente, mascando exageradamente un chicle de menta.

—¿De dónde...?

—Entonces es cierto—la interrumpió con una pequeña risa.

—¡Sucedió en el secundario y ellos ni siquiera eran pareja! —se defendió, indignada—. Por Dios, un poco de respeto, soy una mujer embarazada—señaló su panza de siete meses, en la cual cargaba mellizos.

Sin Rencor | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora