Capítulo 12

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Mi crédito se había agotado después de las quince llamadas que les hice a Nadia, junto a los veinte mensajes de texto que les dejé en el buzón, ya que los de WhatsApp no le llegaban por una extraña razón

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Mi crédito se había agotado después de las quince llamadas que les hice a Nadia, junto a los veinte mensajes de texto que les dejé en el buzón, ya que los de WhatsApp no le llegaban por una extraña razón. ¿Estaría en terapia con Molles? Por lo que sabía, llevaba su celular a todos lados, sin embargo, podría haberlo dejado en silencio para no interrumpir la sesión. ¿Estaría evitándome? Me resultaba raro que tuviese rencor después de nuestra pelea, Bolton no era tan orgullosa, y menos por razones tan ridículas.

No tenía conclusiones certeras, eran la una del mediodía y Nadia, generalmente, tenía cita con Carlos a la mañana. No daba rastros de vida, había desaparecido, y necesitaba hablar con ella para solucionar lo que pasó entre los dos.

Fui hacia la cocina, en donde estaba el teléfono fijo que mamá me obligó a comprar para que nos comuniquemos, ya que ella no deseaba tener ningún celular que podría complicarle su existencia ante los pocos conocimientos tecnológicos que poseía, y marqué el numero de la madre de Nadia en éste, el cual me había memorizado ante cualquiera complicación urgente que podría haber tenido Bolton mientras estaba conmigo.

—¿Hola? —atendieron rápidamente, como si estuviese esperando por una llamada junto al celular.

—Hola Sandra, soy Gastón, te llamaba para preguntar por Nadia, la estuve llamando para solucionar un problema que tuvimos y nada, ¿está todo bien? —pregunté, temeroso de lo que fuese a contestar.

—¡Gastón! —se rio con nerviosismo—, hola, pensé que eras Carlos, justamente Nadia tenía una sesión con él, supongo que estará saliendo, aunque ella me dijo que ya había hablado con vos... esta mañana, ¿no?

—¿Qué? —fruncí el ceño, rascándome la nuca con mi mano sobrante—, no, en realidad, estoy intentando comunicarme con ella hace unas horas.

—Hoy a la mañana la encontré con el celular, estaba hablando con alguien, le pregunté quién era y me dijo que eras vos, que habían discutido.

—Ayer discutimos, y hoy la llamé para arreglar las cosas, pero no me contesta. —El cuello, las manos y la frente comenzaban a sudarme, claramente había pasado algo con Nadia y me sorprendía que su madre aun no estuviese enterada.

—Tenía el celular en las manos, la vi muy ensimismada y rara, no sé qué le pasó, pero con alguien habló y no creo que haya sido Abbi o alguna otra amiga—comentó con un tono preocupado.

—Si hubiese discutido con ella por celular se lo diría, Sandra, pero nada de eso pasó—insistí, apoyándome contra la mesada de la cocina y limpiándome las gotas de transpiración que me corrían por la frente.

—Te creo, Gastón, pero si no fuiste vos, ¿quién entonces?

—Abbi trabaja, fue pocos días a la universidad así que dudo que tenga los números de sus compañeras y... Mecha estuvo con doble turno hoy, y ella se prohíbe usar el celular en horas de trabajo, es muy profesional. —Pensé en voz alta, buscando a alguien que podría encajar perfectamente con el llamado que le llegó a Bolton—. Yo... no sé qué pensar.

Sin Rencor | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora