Cuando ella llega 《JULRIGHT》

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Narra Julia

Cuando despierto lo primero que siento es el brazo de Carlos rodeándome la cintura y su respiración en mi hombro. Los rayos de sol atraviesan la ventana y las delgadas cortinas, dándome directamente en los ojos.

Ayer debimos quedarnos dormidos pronto, no recuerdo ni haber cenado, estábamos muy cansados, sobre todo Carlos.

Me giro un poco quedando en frente suya, las ojeras de ayer han desaparecido pero todavía duerme profundamente, no quiero despertarlo, con mucho cuidado me separo de su cuerpo y me pongo en pie. Es ahí cuando me percato que todavía llevo la ropa puesta de ayer.

Abro con cuidado la puerta de mi armario y cojo algo de ropa, me ducharé en lo que Carlos se despierta y después desayunáremos.

Salgo al pasillo y me encuentro a Sara de pie, con una ceja levantada y mirándome pícaramente.

—veo que has dormido bien—dice conteniendo la risa.

Ruedo los ojos y la ignoro metiéndome en el cuarto de baño. Cierro la puerta pero aún así le escucho decir.

—Tu ignórame, pero fijo que os habéis comido la boca—

Saldría del baño y le daría una pequeña torta, pero estoy bastante roja y además tiene toda la razón.

Me meto en la ducha y esta vez no pongo música, no quiero despertar a Carlos si todavía no lo ha hecho.

Narra Carlos

Me revuelvo en la cama, estoy algo confuso, ¿dónde estoy? Cuando por fin logro abrir los ojos recorro con la mirada la habitación dónde me encuentro, pared azul cielo con muebles blancos, definitivamente me imaginaba así la habitación de Julia.

Veo varias fotos colgadas, en la mayoría aparecen sus amigos y su hermana. Me incorporo sentándome en la cama, Julia se ha debido de despertar hace un buen rato, pienso, mirando la hora en mi móvil.

De repente la puerta de la habitación se abre, Julia aparece con unos vaqueros y una camiseta roja, y el pelo mojado recogido en una coleta.

—Buenos días Bello durmiente— dice sentándose a mi lado y dejándome un beso en los labios.

—Estas guapísima—digo recorriéndola con la mirada.

—Anda ya exagerao, venga, vamos a desayunar que estarás muerto de hambre—

Cuándo bajamos a la cocina veo que en la mesa hay dos tazas con café y un plato lleno de tostadas, en un lateral puedo ver una nota.

Buenos días tortolitos, mamá me ha dicho que os dejase el desayuno preparado, de nada, ella se fue de madrugada al hospital por una guardia, yo estoy en casa de Alba, no me apetecía ser un candelabro.
                        Besos Sara.

Cuándo acabo de leer la nota me giro para ver a Julia, ella también la ha leído y esta roja como un tomate.

—Tu hermana es genial— digo riéndome.

Ella solo resopla y se tapa la cara con las manos.

La mañana paso súper rápido, nos habíamos levantado tardísimo y tardamos bastante en desayunar, me di una ducha y me cambié la ropa.

Tenía ganas de ir a la playa, aunque Julia me dijo que estaba un poco lejos, conseguí convencerla y fuimos.

Cuando estábamos a mitad de camino, o eso me decía Julia, un chico alto y muy delgadito se acercó a nosotros.

—¡Julia!, cuanto tiempo sin vernos—dice dándole dos besos.

Luego me mira a mí algo confuso.

—El es Carlos, es de Barcelona—dice Julia apoyando su mano en mi hombro.

—Un placer, yo me llamo Pablo, soy amigo de Julia.—

Había escuchado a Julia hablar de él, creo que habían trabajado un par de años juntos.

—Esta noche hay una fiesta en el club de playa, estarán Maria, Paloma, y Elisa.—

Acto seguido Pablo sacó de su bolsillo unas invitaciones y nos dio una a cada uno, las aceptamos aunque notaba algo rara a Julia, su expresión era mucho más seria desde que había mencionado a aquellas chicas.

Sabía que Elisa era su mejor amiga, me había hablado genial de ella pero a las otras nunca las había mencionado.

Pablo se despidió de nosotros ya que tenía prisa, y yo no tarde en preguntarle a Julia si quería ir.

—No se Carlos, me apetece mucho ver a Elisa...—Julia resopló y siguió hablando.

—Pero sólo de pensar que Maria y Paloma también estarán....—

—¿Que pasa con ellas?— dije indicándole a Julia que se sentara en el banco que teníamos justo detrás.

—Mis mejores amigas siempre habían sido Maria, Paloma y Elisa, nos pasábamos la vida juntas, pero cuándo mis padres sé divorciaron sólo Elisa estuvo conmigo, por no mencionar todo lo que decían de mi por haber subido de peso.—

Notaba como sus ojos se iban llenando de lágrimas, no podía verla así, sabía que ese tema le afectaba muchísimo.
La cogí entre mis brazos y le acaricié el pelo.

—Jo Carlos, ha este paso te mojo todas las camisetas que te has traído— dijo Julia señalando la mancha de agua que había en mi torso.

—Anda exagerá—le sequé las lágrimas con el pulgar y después le robé un beso en los labios.

Julia se empezó a reír y no sabía el motivo.

—Que guay eres—dijo simplemente agarrándose a mí.

—Esta noche ponte guapa que se van a enterar esas amigas tuyas—le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

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