Capítulo 40

5.1K 200 18
                                    

Llevo un mes viviendo con Brayden y en este mes que hemos estado conviviendo no han habido discusiones ni peleas absurdas, hemos estado súper bien, haciendo las tareas de la casa ambos, Brayden ha sido atento conmigo y cada momento con él ha sido especial.
Tenía miedo de que no funcionara y de que al vivir juntos y al estar las veinticuatro horas del día pegados como lapas, discutiéramos y la convivencia sería una catástrofe. Pero ha sido todo lo contrario a eso y me alegra que haya sido de ésta manera y nos estemos llevando tan bien y que todo fluya de maravilla.

Ya esta por acabar el verano y me parece tan increíble que ya hayan pasado los meses de verano, no me puedo creer que haya pasado tan rápido.
Las cosas cambian en muy poco tiempo.

Alissa va a volver a Nueva Jersey dentro de pocos días para seguir con los estudios allí, yo vuelvo a quedarme aquí a vivir y a seguir con mis estudios mientras que encuentro un trabajo para poder pagar las cosas de casa, universidad y poder sobrevivir.

Hace una semana volvimos a casa de su madre para comer con ella y su marido, pasamos un buen día y su madre y yo hicimos helado casero de una receta especial de su abuela que se ha mantenido en la familia durante años y que está delicioso.

También quedé un día con Alex y nos fuimos a jugar al voleibol con sus amigos quiénes me echaban bastante de menos y yo a ellos también. Les hizo ilusión verme de nuevo y más ilusión cuando les dije que ya no iba a volver a irme y que podemos seguir viéndonos algún que otro día para jugar a voleibol o para hacer otros planes distintos.

Vi a Darlo hace dos dias en el supermercado con su nueva novia, una chica castaña de ojos verdes profundos y una bonita sonrisa. Se le veía muy emocionado y enamorado y me alegré demasiado por él, es muy buen chico y se merece todo lo mejor.

Y hoy, estoy aquí junto a Mel y Alissa en una de nuestras cafeterías favoritas donde también hay comidas y cenas y venden cosas bastante deliciosas.
En muchas ocasiones venimos aquí.

—Oye –dice Alissa dándome un golpecito suave en el hombro– ¿esa no es... Megan?

Abro los ojos bastante al escuchar ese nombre y miro hacia la dirección donde Alissa está mirando.

Y aparece ahí, en una de las mesas que está a tres mesas de distancia de la nuestra. Acompañada de un chico y una chica.
Antes de que podamos alejar las miradas de ella para que no se de cuenta de que estamos aquí, en ese momento, sus ojos avellana captan los nuestros y nos mira fijamente. Esboza una ligera sonrisa pero en seguida la borra cuando ve que ninguna de las dos le hemos devuelto la sonrisa.

Me duele el estómago, no quiero seguir aquí y mucho menos quiero intercambiar palabras con ella. Sé donde van a llegar y no quiero discutir, ella hace tiempo dejó de formar parte de mi vida y no la quiero en ella de nuevo. Y mucho menos, quiero abrir la herida que ya sanó y cicatrizó hace tiempo.

Agarro mi bolso y me levanto de la silla para salir fuera e irme lejos, aunque hemos venido en el coche de Mel, me da igual. Puedo llamar a Brayden o Arthur para que me recojan.

Estoy nerviosa.
Tengo un dolor inexplicable, pero fuerte, que aprisiona mi pecho y siento que me falta el aire.
No puedo creer que después de tanto tiempo haya vuelto a ver a quien creía ser una de mis mejores amigas y la que se acostó con mi novio.
No me encuentro nada bien.

—Alle...
–escucho una voz a mis espaldas.

Al girarme, aparece Alissa acercándose hacia mí a paso lento. Mirándome a los ojos fijamente, incómoda, ella sabe la razón por la cual estoy tan tensa.

Entre nosotros y el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora