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—Creo que se murió —dijo una voz muy cerca de su oído

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—Creo que se murió —dijo una voz muy cerca de su oído.

—No jodas ¿Será que tengamos que llamar a la ambulancia? —preguntó otra.

—Tengo que twittear esto —una tercera voz habló, al tiempo en que el sonido de un golpe le obligó a abrir los ojos.

—¿Qué mierda? —gruñó tratando de distinguir las figuras que le rodeaban, lo primero que captó fue el rostro de un adonis rubio, de ojos azules y sonrisa de en sueño. Michael parpadeo y le extendió los brazos—. Cárgame rumbo al horizonte guapo —murmuró aun confundido y el Adonis se inclinó para tomarle en brazos, pero alguien más le empujó lejos.

—Deja de joder Atreyu, o te levantas o quemo la maldita casa —exclamó otra voz y Michael se levantó de golpe.

—¡Carajo! ¿Cuántas veces tengo que decir que soy Michael? —respondió a modo de queja, e inmediatamente sintió como su cabeza comenzaba a dar vueltas, estaba tan mareado que trastabilló. Antes de que se fuera de espaldas, un par de brazos lo sostuvieron. Michael sintió un escalofrío ante la familiaridad de aquel toque.

—Cuidado Zaharia —John West murmuró prácticamente contra su cuello. Ye tenía la cara roja, probablemente por culpa de la fiebre, pero estaba seguro de que su piel se puso aún más caliente.

—¿West? —preguntó con un hilo de voz, girándose tan rápido como pudo. Ojos verdes, piel blanca y cabello... ¿Rosa? —. ¡Pero qué le pasó a tu cabello! —preguntó empujándolo sin poder evitar su reacción, aunque inmediatamente tuvo que sostenerse de él porque volvió a marearse.

—Larga historia —contestó encogiéndose de hombros.

Michael respiró cerca de West, sintiendo sus brazos rodearle protectoramente ¿Qué diablos? Se giró observando a las demás personas que estaban metidas en su casa; Frank, Peter y Danny Miller, por un lado y por otro estaban Sam y Ryan. Todos mirándole muy atentos, algunos sonreían y otros parecían molestos, pero los ojos de Michael se centraron en Peter quien parecía compungido por la preocupación.

Cuando sus ojos se cruzaron este avanzó hasta sostenerle el rostro y tocarle la frente.

—Estás enfermo —dijo—. Tienes que recostarte.

Miller siempre fue así, era el hermano mayor de todos, sus hermanos pequeños, con excepción de Frank, lo adoraban con locura, él siempre estaba cuidando de los demás, incluido Michael y probablemente por eso este pasaba más tiempo con Frank, porque después de todo, el no soportaba que lo cuidaran.

Era desagradable, las personas que cuidaban a los demás siempre terminaban dando demasiado, siempre sufrían y siempre acababan sintiendo que el mundo no era justo con ellos.

Michael no quería ser otro malagradecido en la vida de Peter, prefería mantenerse al margen y no estaba teniendo problemas con ello hasta que apareció West.

Navidades con los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora