Capítulo IX.

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Narra Sarah:

Al cabo de un mes Mika, Juan y yo nos habíamos convertido en un trío inseparable.

Quedábamos siempre que podíamos, después de nuestros respectivos trabajos, para tomar un café, charlar un poco, y relajar el estrés del día.

Cosa que agradecía enormemente, pues, aparte de poder contarle a alguien lo cabrón que era mi jefe, notaba que, por fin, después de dos años en Madrid, comenzaba a crearme un sitio, un lugar, una “pequeña familia” de la que formar parte.

Juan resultó ser un chico adorable y muy divertido.

Compartí un par de turnos más, en la barra, con él. Lo suficiente para conseguir que una pequeña amistad comenzara a forjarse.

Siempre estaba haciendo locuras y diciendo tonterías, estar a su lado era una forma muy efectiva de no aburrirse nunca.

Tenía veintitrés años, al igual que Mika, y trabajaba por las mañanas en un estudio de fotografía. Mantenía la esperanza de, algún día, llegar a ser un verdadero fotógrafo, pero, por ahora, tan solo se dedicaba a llevar papeles de un lado a otro, hacer fotocopias, y ocuparse de que las citas estuvieran al día.

“Lo mío no es ser secretario, si os soy sincero... Pero, si para llegar a ser fotógrafo en ese estudio, tengo que pasar por esto, lo haré sin quejarme.” Nos dijo un día sin mucho entusiasmo.

Estaba claro que a nadie le gusta ser becario, ese título te convierte de forma inmediata en el “novato de los cafés”. Nada de aprender la profesión, cultivarte como profesional, o coger practica en el oficio.

Si eras novato todos te iban a usar de “criado”, y quizás, algún día, si tu jefe se levantaba de buen humor, podías pasar unas horas con él, en su estudio, observando cómo realizaba el trabajo, pero nada más.

Yo era consciente de que tan solo había pasado un mes.

Mika era mi amiga de mucho antes, pero Juan se había añadido a nuestro inseparable dúo hacía tan solo un tiempo. Aún así, notaba que podía confiar en ellos, que podía contarles mis problemas, que podría llamarlos si algún día estaba en apuros, que me querían y que iban a tenderme su mano, al igual que yo se la tendía a ellos.

Soñaba con parar el tiempo, con quedarnos estancados en esa bonita etapa de nuestra vida en la que nos divertíamos, reíamos, salíamos de fiesta y disfrutábamos.

Pero mi cuenta atrás no cesaba, y, aunque me esforzase por no pensar, cada día que pasaba era un día menos.

No sabía lo que iba a pasar una vez que el día llegase. No sabía si todo se iba a quedar como hasta ahora, o, si por el contrario, las cosas iban a dar un giro inesperado. Pero, pasase lo que pasase, estaba claro que el tiempo no iba a congelarse, que los días se consumían como cigarrillos encendidos, y que tan solo quedaban cuarenta y cinco de ellos.

-¡Ey! ¡Sarah!-chasqueaba los dedos Juan frente a mi cara.

-¿Otra vez está en su mundo?-preguntó Mika que llegaba con una bandeja llena de pastas y tres tazas de café.

Los polos opuestos se atraen. [FanFic elrubiusOMG]Where stories live. Discover now