Taehyung apretó la mandíbula por el último segundo en el que quitó la última vuelta de la venda, respiró profundo.

Tenía cortadas en tres de sus dedos y la más grande en su palma, comenzaba a cicatrizar.
Podía mover bien la mano pero prefería no hacerlo ya que le dolía.

Miró a Leeteuk ir a tirar la venda y habló; —¿sabes tanto de medicina?—

para ser el sirviente más útil del reino tengo que estar preparado.— Leeteuk regresó a pararse frente a la mesa, abrió una de las botellas con un contenido que Tae desconocía pero olía a hierbas.

Sujetó su muñeca y la puso más centrada al recipiente, después tomó la botella con su otra mano, bañaría su mano en aquel menjurje para desinfectar y que pudiese seguir sanando como lo hacía.

Antes de que lo echara encima Taehyung se asustó de como le pudiese doler. —¡no, ah!— Jaló su mano hacia atrás, lastimándose.

Taehyung.— Leeteuk puso la mano en su brazo. —tranquilo, te arderá pero el dolor se irá.— le dió una mirada tranquila.

Kim le dió su mano de nuevo, mirándolo vulnerable, se sentía triste y adolorido, no quería hablar con nadie pero después de estar con Leeteuk unos momentos se dió cuenta de que necesitaba su apoyo, como cada día desde que nació.

Leeteuk sujetó con más firmeza su muñeca. —todas las heridas tienen que curarse.—

Comenzó a derramar el contenido de la botella sobre su mano, haciéndolo sollozar pero tenía a Leeteuk sujetándolo así que no pudo quitar su mano. El dolor pasó, su mano se sintió fresca y más agradable, después de que naturalmente de secó, colocó la nueva venda de nuevo. —sanarás pronto, eres joven y fuerte, terminamos.—

Taehyung sólo observó, Leeteuk quitó la mesa delante de él, dejándolo irse.

El príncipe se levantó, sintiéndose algo distante. —gracias.—

—en lo que te pueda ayudar.— Leeteuk sonrió, entregándole esa confianza de siempre.

Kim se iba a marchar, pero regresó cerrando la puerta, Leeteuk lo miró curioso de lo que fuese a decir.

—¿incluso las heridas que no podemos ver se curan?— cuestionó, refiriéndose a lo que él sentía rasgado dentro de él.

cualquier herida tiene que desaparecer, a veces pueden tardar poco o mucho, dependiendo su profundidad y que tanto daño nos haga.— enseguida.

no estoy hablando de mi mano.— Taehyung confesó, vulnerable.

lo sé.— Leeteuk tomó la silla de su escritorio y la giró, se la señaló a Taehyung, mientras decía; —¿hay algo que quieras contarme?—

—no puedo decirte nada ahora, siento que hay cosas en mi mente que no comprenderías.— sentándose donde se lo indicó.

Leeteuk se recargó en su escritorio y cruzó los brazos. —respeto tu privacidad, siempre lo he hecho pero también te he comprendido, si vuestro padre supiese cuantas cosas te he cubierto me mandaría a colgar.—

Taehyung sonrió ante escuchar eso y recordar su niñez. —lo sé, pero ésto no trata de mis pequeñas travesuras, probablemente es la más enorme.— dejó de sonreír.

Leeteuk miró al príncipe, tratando de suponer lo que pasaba y tenía una idea revuelta en su cabeza, se puso de cuclillas frente a Taehyung en el asiento.

no sé que está pasando, a la mediante me lo dirás, sé que es algo de aquí.— señaló el corazón de Taehyung. —está bien, puedes confiar en mí, porque seré tu escudo y protegeré de ti con mi vida, sobre todo y todos, ¿de acuerdo?— lleno de paz, sentía un cariño de hijo con él, tan fuerte y real.

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