CAPITULO 4

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Ceba mates y a juzgar por la dedicación que le imprime a cada uno de ellos, deben ser los más ricos de la historia. De todas maneras, sabe que no se lo van a reconocer: la charla que mantienen sus amigas parece merecer más atención que ella y su obra de arte.

Se desconcentra cuando su nombre retumba lo suficientemente alto como para poder fingir no escucharlo; levanta la vista del agua que estaba vertiendo y molesta porque sabe lo que se va a venir, apoya el termo en la mesa. Prefiere que no la hubieran nombrado, porque sabe que el único fin con el que lo hacen es para que sea partícipe del tópico del momento; el usual, el de todas las meriendas -desayunos, almuerzos, cenas y demás- (muy a su pesar).

Odia esa facilidad de sus amigas para siempre terminar hablando de lo mismo, tanto como odia en este momento ser la anfitriona y no poder excusarse (como lo hace a veces, cuando la charla se torna demasiado para ella y abandona la ronda con excusas absurdas).

-¿No vas a decir nada Ange? - recrimina Agus, mientras deja su factura a medio morder en la servilleta blanca. Mierda que va a prestar atención a su respuesta.

Agustina es la típica soltera, pero no por elección; por circunstancia. De esas que sueñan su historia de amor y ansía tanto vivirla que suele confundir (muchas veces a propósito) realidad con deseo.

-Ya saben lo que opino, Agus - simplifica, porque no quiere ahondar en una respuesta más profunda. No les va a gustar lo que tiene para decir, entonces para qué forzar las cosas y traer tensión a la mesa. Bastante con el mal humor.

-Podrías decirme algo, ¿no? Sos mi mejor amiga - dice la morocha a modo de reproche. Todas las miradas se vuelven hacia la anfitriona. ¿Por qué se empecinan en escuchar su opinión en temas del corazón, si la conocen?

Hace caso al pedido de Minerva y se detiene en el rostro de su amiga, para hacer un esfuerzo sobre humano para entender una situación que por sobre analizada es más complicada de lo que en realidad es.

- Es que ya no se qué decirte Mine - contesta con una mueca. Agus revolea los ojos, en desaprobación - Es lo mismo de siempre, no veo porque esta vez vaya a ser diferente.

- Qué mala onda - comenta por lo bajo Thais, a su izquierda, y la fulmina con la mirada. Otra que se cree la gurú del amor por haber estado con el mismo boludo desde los 15. Como si eso fuera garantía de algo.

- Ya lo perdonaste y te hizo lo mismo. Las palabras se respaldan con acciones, y Toto... Bueno - explica Angela mientras vuelve a tomar el control de la cebada para descontracturar (se).

Minerva es su mejor amiga, completamente opuesta a ella en casi todos los aspectos básicos de la vida, y sin embargo es con la que mejor congenia. Dicen que los opuestos...

Enamoradiza e impulsiva, romántica por naturaleza, de esas personas que cierra los ojos al amar y da todo por "su amor", postergándose ella; por lo que no para de dar contra la pared, una y otra vez. Vive el idilio y sufre los desencuentros. Esto último con mayúsculas.

- Esta bien Ange, pero te juro que esta vez es distinto - y Ángela entorna los ojos. Las cosas son diferentes cuando alguien hace el esfuerzo por cambiar - Necesito que me hagas el aguante.

- El aguante te lo voy a hacer cuando estés llorando por este boludo, como siempre - refuta Ángela, mientras el único sonido es el de la bombilla del mate. Minerva hipa, sucesivas veces y la morocha abandona su asiento para abrazarla. Si hay algo que no soporta es ver a su mejor amiga triste, a pesar de permanecer firme en su posición respecto de que es su culpa por darle tanto al amor (que parece empecinado con ella en devolverle tan poco)

- No pucherees flaqui, pero a vos no te puedo mentir, tengo que decirte lo que pienso.

- Está comprometido en serio con la relación - excusa Minerva, haciendo énfasis en "comprometido". Ángela se muerde el labio, tratando de reprimir una risa irónicamente.

- Ay Mine, la palabra tabú - dice Agus simulando desesperación, luego de tocarse la izquierda. Aparecen las risas y la tensión comienza a desvanecerse.

- Es verdad, en esta casa esa palabra está prohibida - sonríe mientras asiente, al separarse de su amiga.


- Bueno, ¿la cuestión es que es en serio entonces? - pregunta Thais, dubitativa, volviendo a retomar el habla. Digamos que ninguna simpatiza con Toto, pero Ange directamente no lo soporta.

- Dejate de joder, ese pibe no puede tomarse en serio - suelta la petisa y al instante modula un "perdón" a Minerva, para ser un poco más delicada.

- Yo sí puedo Ange. Quiero estar con él y punto - finaliza caprichosa y se mete una medialuna en la boca. Ángela entorna los ojos y Agus se muere de risa.

- Deja Mine, Ange no entiende de compromisos porque ella es liberal, todo esta cool con todos - bromea Agus y las restantes rompen en risas.

Sabe que sus amigas no comparten su pensamiento y que, cada vez que pueden, intentan ahondar en el tema con el fin, imposible desde su punto de vista, de hacerla cambiar de idea. Suspira antes de responder, porque conoce el discurso (lo sabe de memoria) que la espera y no tiene intenciones de aumentar su mal humor, ni de volver a discutir con sus amigas, otra vez por lo mismo. Imprime un poco de humor a la situación, su mejor salida para relajar (legado de Agustin).

- Soy cool pero no con todos - corrige luego de reírse y el termo de Frida casi cae para no volver.

- Es verdad, es verdad, Agustin es el fijo - aclara Thais y Ángela se muerde el labio. No le gusta hablar de él en otros términos más que en los de amistad.


- No entiendo cómo pueden ser amigos, después de tanto tiempo - dice Minerva, intrigada. Es la duda de varios... Cómo se puede mantener algo así.

- Porque somos amigos de verdad - explica Ángela, dándole una simplicidad despreocupada al tema - Fuera de la cama es mi mejor amigo, es como una más.

- No te lo critico, pero no lo entiendo - agrega Minerva - No entiendo como eso te llena, si no hay amor de por medio.

Y si algo de lo que odia hablar es del amor, tema que sus amigas se empecinaban en sacar (y parecía a propósito) cada vez que se ven: pero no la iban a hacer cambiar de parecer. ¡Amor! Como si fuera lo más importante, la fuerza vital que mueve el mundo y bla bla bla. Puras boludeces, la experiencia en carne propia se lo demostró.

- Mine, vos sabés que yo le di mi oportunidad al amor y fue suficiente para demostrarme que no es para mí - recuerda Ángela y todas saben muy bien de qué está hablando: el primer amor mágico, que parece para toda la vida y pero que termina clavándole un puñal en la espalda y unos cuernos del tamaño de los que tienen los renos de Papa Noel - No traigamos a flote a Pepo

Ángela le hace un fuck you al amor cuando piensa en Pepo su primer novio. Se lo hace dos veces cuando se acuerda del divorcio de sus papás. Y se lo hace tres, desde la cama, con su mejor amigo siendo su amante más leal.

Jugando con FuegoWhere stories live. Discover now