17: Besame bajo el muérdago.

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Me estremecí al sentir la fría mano de Alex recorrer mi espalda, se estaba acercando la navidad y las temperaturas empezaban a bajar cada día más. Me acurruqué junto a Alex tratando de crear calor con nuestros cuerpos. Quería quedarme por siempre así, junto a él. Me sentía muy feliz de haberlo encontrado, él me hacía sentir cosas que nunca antes había sentido. Cada vez que lo tenía cerca mi corazón latía a mil. Me hacía sentir de una forma tan especial, como si yo fuera la única para él. Horas más tarde desperté, me levanté de la cama y me puse la Lacoste azul cielo de Alex y unas medias hasta la rodilla. Me acerqué a la ventana y observé como la escasa nieve caía del cielo. Era simplemente hermoso. Salí de la habitación y fui a la cocina, había una nota pegada en el refrigerador.

’Salí a hacer unas compras, pasaré por ti a la academia, te quiere, Alexander’’. Sonreí y dejé la nota en su lugar.

(…)

Estábamos en el gran salón de nuevo para otra reunión y sorprendentemente Jeremy había vuelto a hablarme ya que después del incidente se alejó de mí, me sentía feliz de tenerlo de vuelta.

—¡Bien, jóvenes! —dijo la señora Rumsfeld—Ya saben porque están aquí, y como muchos saben se acerca la navidad, y han invitado a todas las academias de música de Reino Unido, y por supuesto, estamos invitados. Se presentarán esta vez, por separado. Y, viajarán a Escocia, a la ciudad de Glasgow—dijo y todo el mundo empezó a aplaudir—Pero, las presentaciones serán el veintitrés y veinticinco de diciembre. Sé que es un poco difícil para muchos de ustedes porque quieren pasar esas fechas con sus seres queridos, pero esta es una oportunidad única para algunos. Ya que el Royal Conservatoire Of Scotland ofreció tres becas para ir a estudiar a Escocia, así que, piénsenlo. Esta es una oportunidad única. Pueden volver a sus clases.

Yo estaba impactada, vaya que era una oportunidad única, sí la academia de Londres era buena, la academia de Glasgow era mil veces mejor, pero, ¿Por qué tenía que ser en navidades?

—Wow, Escocia, eh—dije.

—Lo sé, es simplemente magnífico. Quiero ganarme esa beca como sea—dijo Jeremy.

—Eres muy bueno, la conseguirás de seguro—sonreí.

Jeremy me devolvió la sonrisa y seguimos caminando hasta nuestra siguiente clase.

Tendría que decírselo a Alex, pero me asustaba. Quería pasar navidades con él, pero también quería esa beca. Las clases acabaron y salí del edificio, Alex como siempre estaba esperándome.

—¿Cómo te fue hoy? —preguntó subiendo al auto.

—Mhm, bien…supongo—dije un poco nerviosa.

—¿Ocurre algo? —preguntó mirándome.

—No, no. No te preocupes, Al—dije sonriendo.

Él sólo asintió y puso en marcha el auto. Tenía que decírselo, sí. Pero no ahora, no era el momento.

Llegamos de nuevo a su departamento ya que mis padres habían regresado a Haworth por unos asuntos en el trabajo de mi padre. Alex abrió la puerta y me dejó pasar, en la mitad del hall había una caja enorme, ¿Qué sería?

—¿Qué es esto, Al? —dije recorriendo la caja con mis dedos.

—Mhm, sabes que está cerca la navidad y…mhm, compré un árbol—dijo con una sonrisa tímida—Quiero que pasemos navidades juntos, Jane.

Me sentí culpable en ese momento pero no, no quería arruinar su felicidad. Me acerqué a él y le di un corto beso.

—Yo también quiero pasar navidades contigo—sonreí.

Nos pusimos manos a la obra, sacamos el árbol de la caja y empezamos a poner las piezas en su lugar. Luego los adornos, muchas esferas y Santa Claus en el árbol. Faltaba algo, la estrella. Alex me cargó y me elevó hasta la punta del árbol, con cuidado puse la estrella. Había quedado perfecto.

Alex sacó de una bolsa un muérdago, levantó un poco la mano y la puso encima de los dos. Yo sonreí y simplemente lo besé como nunca antes, lo quería y mucho. Pero algo en mí me pedía a gritos que le contara sobre Escocia, pero, se veía tan feliz. No quería arruinar el momento.

(…)

—No sé qué hacer, Angela—dije poniendo la mano en mi frente.

—Oh, vamos, Jane. Sabes que debes decírselo, esto es importante para ambos.

—Lo sé, pero, se ve tan feliz y emocionado. No quiero decepcionarlo.

—Lo harás si no se lo dices, Jane. Hazme caso—dijo y desapareció de la barra.

Tenía una guerra en mi mente, le digo o no le digo, estaba confundida y aturdida. Sabía que si le decía que no estaría en navidad se decepcionaría, pero si no le digo y se da cuenta por el mismo cuando llegue el día de irme también se decepcionaría. Era una mierda todo. Estaba debatiendo en mi cabeza cuando alguien me sacó de mis pensamientos. Stephanie.

—Hola, Jane—dijo con una sonrisa demasiado extraña.

—Hola, Steph. Hace mucho no te veo.

—Sí, lo sé. Supe que irás a Escocia, ¿es verdad? —dijo mirando hacia el frente.

—Así es, ¿cómo lo sabes?

—Oh, simplemente lo oí—dijo y me dedicó una mueca.

—¿Ocurre algo, Steph?

—¿Debería de ocurrir algo, Jane? —dijo con algo de apatía.

No contesté y simplemente negué con la cabeza. Stephanie se paró de la silla y desapareció por la puerta, eso fue extraño.

(…)

Sólo quedaban unos cuantos días para la presentación y yo seguía sin comentarle nada a Alex, prácticamente todo el mundo lo sabía. Esta noche le diría a Alex sobre el viaje, sobre la beca y sobre todo. Temía mucho decepcionarlo ya que él estaba muy emocionado.

Lo esperé aproximadamente una hora hasta que apareció por la puerta de la casa, pero no venía solo. Con él venían Matt, Jamie y Nick. Yo simplemente suspiré, no era momento aún.

—Hola, Jane—dijeron los tres chicos al unísono.

—Hola, chicos, ¿Qué hacen aquí?

—Alex nos invitó a tomar algo—dijo Jamie sonriendo.

—Oh, ya veo. Diviértanse—dije y entré a la habitación de Alex.

Joder, justo cuando estaba a punto de decírselo. Me carcomía el miedo, no sabía a qué horas se marcharían los chicos, y en ese instante debería decírselo.

Escuchaba la risa de los chicos en el balcón del departamento y ya eran más de las tres de la mañana. Tenía puesta una camisa de Alex y un pantalón largo ya que hacía demasiado frío. No sabía cuántas horas más podía aguantar despierta esperándolo.

Estaba por caer dormida cuando escuché la puerta de la habitación abrirse. Era Alex.

—¿Qué le dijo un pez a otro? —dijo con el tono de ebriedad—Nada—dijo y empezó a reírse tan fuerte. Era más que obvio que estaba ebrio, y que chiste tan estúpido.

Caminó tambaleándose hasta la cama y casi que se tiró en ella, debía decírselo.

—Alex, debo decirte algo—dije acercándome a él.

—Dime, bella chica—dijo riéndose de nuevo.

Yo rodé los ojos y hablé.

—Alex, me iré a..Escocia en navidad.

A pesar de estar ebrio abrió sus ojos y señal de sorpresa. Lo sabía, veía en su rostro ¿tristeza?, ¿decepción? O tal vez todo junto.

Se quedó en una posición y no dijo palabra alguna.

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¡Hola!, no tenía planeado subir hoy, pero yolo. ¡Besos!

Feel so different. {Alex Turner}Where stories live. Discover now