—No soy inteligente —aseguró con rapidez, él era más bien una rata de biblioteca—. Frank es el listo de la familia, ya te lo dije, además, pensar en alguien como "intelectual" solo porque usa gafas es un estereotipo —de alguna manera la forma tan seria en la que dijo eso, hizo que a Ryan le dieran ganas de jalarle las mejillas.

—Bueno, también me gustan los chicos que usan lentes y a ti te quedan bien los lentes. Tu cara es completamente mi tipo —opinó, tratando de defender su punto. Peter levantó una ceja, era cierto que si había algo que le quedaban bien eran los lentes.

Sin embargo, aun cuando encontró algo de verdad en las palabras de Ryan, su mente corrió como un rayo al año funesto en el que los alumnos de un grado superior le pidieron a Frank que fuese modelo para una ficticia empresa de óptica.

La genética era una perra.

—¿Alguna vez has visto a Frank con lentes? Parece modelo, su rostro se ajusta más a un armazón que el mío —suspiró profundamente.

"Desgraciado" pensó.

—Exacto —señaló Ryan, un poco mosqueado por tener que argumentar sobre sus gustos—. Tiene cara de modelo, no de chico listo. Además, no sé si me estas entendiendo bien, dije que me gustan los inteligentes a los que le quedan los lentes, no los guapos sabelotodo con cara de arrogantes —gruñó, frunciendo el ceño, conteniendo un suspiro. Peter intento no reírse.

—Entonces te gustan los nerds —murmuró. Ryan asintió con la cabeza.

—Exacto y tú además eres lindo —agregó, suavizando su expresión. Peter se encogió de hombros.

—Frank era un dulce de pequeño —murmuró. La expresión de Ryan se agrió de inmediato.

—No muchos son más guapos que Frank —puntualizó, dejando salir el aire en sus pulmones.

—Bueno... Tú no te vez mal al lado de Frank —convino con tono ausente. Ryan hizo una mueca de molestia.

—¿Acaso tratas de liarme con tu hermano? ¡Te estoy diciendo que no me gusta! ¿No piensas que si quisiera salir con él ya lo habría hecho? —aquella reacción sacó a Peter completamente de su órbita, sobre todo cuando Ryan entornó la mirada con fastidio—. ¿Piensas que no soy lo suficientemente guapo? ¿Estás llamándome feo?

—¿Qué? —exclamó sin saber muy bien que decir—. ¡No!... no intentaba insinuar nada de eso —dijo, confundido por el giro que estaba dando aquella conversación.

—¿Entonces? ¿Piensas que soy poca cosa al lado de tu hermano? ¿Qué no me lo merezco? —continúo quejándose, sin apartar la vista de la carretera, pero evidentemente molesto.

—¡No! No trataba de decir eso. No te conozco mucho, pero pareces un buen tipo y eres muy guapo, seguro de que, si tu quisieras, podrías salir con quien se te pegara la gana —La verdad es que Peter no reaccionaba muy bien a las confrontaciones a menos que se tratase de miembros de su familia o personas a las que conocía bien. Por lo que fue un poco tarde cuando por fin se dio cuenta de que Ryan solamente le estaba molestando.

—Awww piensas que soy guapo e increíble...—La sonrisa de satisfacción en su rostro hizo que Peter quisiese partirle la cara de un solo golpe.

—Retiro todo lo que dije, eres de lo peor —espetó, apretando los nudillos sobre el volante.

—Lo sé, un ser humano despreciable —Se dijo a sí mismo por segunda vez en el día y por segunda vez, también se dio cuenta que no se sentía mal por ello.

—Ya, que bueno que lo aceptas —masculló, apretando los labios como si no quisiera decir nada más. Estaba muy avergonzado por haber caído en una provocación de tercera.

Ryan simplemente sonrió, dándole un pequeño descanso. Este no duró más de cinco minutos.

—Volviendo al mismo asunto, puedo decirte que me gustan los tipos que cargan libros en sus mochilas, aunque ya no estén en la escuela —comentó, encogiéndose de hombros. Peter le dedicó una mirada desconfiada y Ryan se encogió de hombros.

—¿Cómo sabes qué cargo libros en la mochila? —espetó con desconfianza. Ryan abrió los ojos de par en par al darse cuenta de lo que había dicho.

—Ha sido Frank quien la ha revisado, no yo, por cierto, se ha tomado prestada tu edición deluxe de "La rebelión en la granja" —agregó, con una sonrisa en los labios. Peter tuvo que frenar nuevamente

—Hijo de puta —murmuró, para acto seguido, pisar el acelerador a fondo.

—¡Mierda! —exclamó Ryan—. ¡Hubiera manejado yo!


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Continuamos con las actualizaciones, en nada publicaré el final de esta historia e iniciaremos con la tercera y última parte. <3

Navidades con los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora