•• Capítulo 30 ••

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  «  ... Veía pasar por delante de mis ojos la oleada de humo producto del campo incendiado. Llevé mi vista hacia la cantidad de guerreros caídos que yacían en batalla.
Mis guerreros, guerreros de Ivar y Sogn. Incluso reconocí varios del ejército de Harald por allí.
Me encontraba sucia y herida, sin embargo, no tenía la fuerza suficiente para ponerme de pie y seguir luchando, hasta que sentí como unos brazos rodearon parte de mi cuerpo con intenciones de levantarme.

— ¡Vamos! ¡Ponte de pie, Lena! ¡Debemos irnos de aquí! — reconocí la voz de Ingrid, notando de reojo su melena rubia.

— Debemos volver...— murmuré como pude — Todo esto se terminó...    »

Antes de la batalla

Nos habíamos despertado antes del amanecer para comunicarles a los guerreros nuestro plan. Por alguna razón sabíamos que los sajones nos tendrían una trampa, pero no contaban con que nosotros ya lo sabíamos. Así que decidimos ponernos en posición para atacarlos por sorpresa.

Terminaba de ponerme mis armas, cuando Ingrid entró a mi tienda — No pensarás en luchar, ¿verdad?

— ¿Qué es lo que te sorprende? — le pregunté con una sonrisa — Ellos nos han mentido. Me han mentido en mi propia cara, Ingrid. Estoy segura que Lagertha también batallará.

— Estás embarazada — sentenció con su rostro enfadado — ¿Acaso quieres perder a ese niño?

— Destino — fue lo único que le dije — Todo lo que sea que suceda, ya está escrito...

Intenté salir, pero al pasar por su lado, me tomó del brazo de manera suave para enfrentar nuestros rostros — Eivor intentó ingresar en tu tienda anoche. Quería herirte.

No me tomé enserio esa escena. Eivør no era una digna contrincante para mí — ¿Crees que podría hacerme algo? No es una amenaza, Ingrid.

— Una mujer que ve desvancerse todo su mundo ante ella, no tiene nada más por perder, Lena — la seriedad de su rostro, provocó una presión leve en mi vientre.

*

Corrimos hasta llegar a uno de los campos que unían la costa donde estábamos, con el reino de Wessex.
Los campos habían sido quemados con anterioridad, y el humo apenas hacia posible la vista. Pero nadie tenía que tener vista de halcón para saber que el ejército sajón se encontraba del otro lado.

Me subí al carruaje de Ivar y unimos nuestras frentes frente a todo nuestro ejército, justo antes de dar por comenzada la batalla.

— Jamás aprobé que estés aquí.

— Y yo jamás hubiese aprobado que luches sin mi — le sonreí y besé sus labios con dulzura — Recuerda el trato — logré decirle contra sus labios, recordándole acerca del trato que hicimos antes de llegar: Yo enfrentaría a Lagertha, él podía asesinarla.

Eivør se había quedado en las costas, pero siendo sincera, no me importaría actuar de igual forma si ella estuviera aquí.
Era una batalla, y sentir sus labios una vez más era todo lo que deseaba.

Me bajé y busqué a mis fieles amigos de toda la vida.
Ingrid confirmó que ya estaba preparada con un leve movimiento de cabeza. En cambio Olson se acercó a mí, y besó la coronilla de mi cabeza, para después acariciar con disimulo y ternura mi vientre — Mantente cerca mío — me murmuró.

— Mejor tú no te escapes de mi vista — le sonreí mientras apoyaba mi mano sobre la suya.

De golpe, aparece el joven Esben acercándose a mi — ¿Porque incendiaron los campos? — me preguntó. No supe responder, no tenía respuesta posible para eso.

En Vida Como En El Valhalla • (SEGUNDA TEMPORADA) [Ivar The Boneless] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora