•• Capítulo 25 ••

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Las oleadas de placer me inundaban una vez más, llenandome de éxtasis y placer. Ivar seguía penetrandome cada vez con más fuerza, ambos gimiendo sin medir el nivel de nuestros gritos. Nuestros pechos se rozaban en el vaivén que me proporcionaba su delicioso cuerpo y su boca buscaba la mía de rato en rato, cuando no estaba entretenido en morder la piel de mi cuerpo.
Grité con fuerza cuando llegue a mi punto perfecto, dándole a Ivar mi mejor gemido de satisfacción. Ni lento ni perezoso Ivar continúa penetrandome hasta que ya no puede aguantar, y gime contra mi oído, llegando a su orgasmo dentro de mí.

Con una sonrisa satisfactoria se deja caer a mi lado, y coloca su mano sobre mi vientre desnudo. Giro mi rostro y lo observo sonreír aún más mientras sus ojos se quedan fijos en mi vientre.

— Mi pequeño Ivarsson. Heredero de los dioses...

Es lo último que lo oigo murmurar antes que mis ojos se cierren para por fin descansar.

*

Narrador.

Los drakkars se encontraban preparados para partir. Los guerreros exaltados y listos para batallar si fuera necesario, mientras que el pueblo se reunía en el muelle para saludarlos.

Con la rapidez que le proporcionaba su muleta, Ivar The Boneless se acercaba con velocidad hacia el drakkar que llevaba como distintivo una bandera gigante y verde, con un águila en medio. Uno de los drakkar de la Valkiria Lena. Pero su prisa por charlar no era con la reina, sino con uno de sus guerreros, uno que no había podido enfrentar hasta ahora. Uno que en su cabeza tenía planeado matar.

— ¡Obispo! — lo llamó al cabo de unos pasos.

El cristiano que se encontraba concentrado en mirar las preparaciones de las embarcaciones para partir, se gira sobre si mismo, esperando a que el temido vikingo  termine de llegar a él.

— Hola — saludo de forma cínica el vikingo, sonriendo de oreja a oreja. Su plan no era hablarle de buena manera, pero era tal la satisfacción que tenía al saber que Lena podía llegar a llevar un heredero en su interior, que no paraba de sonreír — Necesito hablar contigo.

— Te escucho, Rey Ivar — contestó el obispo mirando fijamente los ojos azules de Ivar.

— Tengo una duda respecto a ti. ¿Qué harás cuando ataquemos a los cristianos como tú y volvamos a invadir sus tierras?

El obispo frunció su ceño confundido — Ivar, eso no es lo que la reina Lena planea hacer.

Ivar deja escapar una sonrisa y baja la mirada, pero en segundos, vuelve a levantarla, borrando toda alegría de su rostro — En el caso de que las cosas no salgan bien con tu gente...¿Para quién pelearás, cristiano?

Heahmund lo mira con desconfianza. Sabe que estas noches Ivar las ha pasado con Lena, y seguramente la inseguridad hacia él, lo incentivo a venir a hablarle — Pelearé por mi reina.

— ¿Por Lena? — pregunta Ivar casi en forma de burla — ¿Pelearás por la mujer que lucha en nombre de los dioses nórdicos, cristiano?

— Pelearé por la mujer que me dió un hogar, por la mujer que me respeta desde que la conocí y que no hace más que dar...amor — Heahmund sabía lo que hacía. Sabía muy bien que decir esas palabras harían enloquecer al vikingo, pero también estaba seguro que Ivar había ido con intensiones de confrontarlo.

El rey resopló con fuerza, y terminó con la poca distancia que había entre ellos.

El rey resopló con fuerza, y terminó con la poca distancia que había entre ellos

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En Vida Como En El Valhalla • (SEGUNDA TEMPORADA) [Ivar The Boneless] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora