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-Siempre se me hace tarde, ¡Ya me quedé sin entrevista!

La chica cada vez se estresaba más, no podía salir de su departamento porque no encontraba su saco.

-¡¿Dónde está?!

Miró debajo de su cama, en el armario y en la lavadora.

Nada.

Entonces recordó, para su mala suerte el paradero de aquél saco.

-¡Te encontré!

La pelinegra tomó el saco, de nada más y nada menos que de la canasta de la ropa sucia.

Le dió un chequeo al olor.

-¿Porqué lo dejé con los calcetines?-Se quejó, revisó su reloj.-Ya es tarde, carajo.

Tomó un perfume de su tocador y roció el saco.

-Listo.-Sonrió satisfecha.

Tomó su bolso, el saco y se dirigió a la entrada para colocarse sus zapatillas.

[...]

El camino en taxi se le hizo eterno, más que nada porque tenía diez minutos de retraso.

Beth, como solía ser llamada desde que llegó a Corea, tenía en claro que su sueño era ser periodista, esta entrevista era la primera que realizaba en su práctica universitaria.

Esta entrevista consistía en una ronda de preguntas aun importante empresario.

Ella estuvo estudiando todas las preguntas que le pidieron realizar.

La verdad es que era una de los 3 alumnos más destacados en su generación, todos los profesores le veían un gran futuro como periodista.

-Señor, ¿Puede ir más rápido, por favor?

Aquél taxista le respondió que para no occasionar un accidente, debia ir despacio.

"¿Porqué todos son tan cuidadosos aqui?" pensó ella.

Después de intentos fallidos por ir más rapido, llegó a su destino.

Pagó y agradeció, para después ir corriendo a la entrada del lugar donde la habían citado.

Observó a 4 hombres en traje negro cuidando la seguridad de la entrada, la oficina no se podía admirar debido a un gran muro y un gran portón de metal.

-Si que es un empresario famoso.-Susurró para si misma.

Caminó hasta uno de los hombres.

-Buenas tardes, tengo una entrevista.-Habló amablemente mostrando su credencial de estudiante.

-Pase.-El hombre se limitó a decir.

Ni siquiera observó a detalle la credencial.

Los otros hombres abrieron y entró, después cerraron la gran puerta detrás de ella.

En realidad lo que creyó oficina, era en verdad una casa.

Nada fuera de lo común, blanca, dos pisos y un jardín delantero pequeño.

Entró a la sala y tomó asiento esperando a que llegara la persona.

Beth sacó su celular para preguntarle a la persona que la contrató si había pasado algo con el empresario ya que tomando en cuenta que ella llegó tarde y sigue esperando, había un buen tiempo de retraso por parte del sujeto.

Al no recibir respuesta comenzó a jugar con su celular.

Un rechinido de lo que parecia ser la puerta de metal hizo que Beth guardara su teléfono y preparara todo para comenzar a trabajar.

Seventeen or Eighteen? [SVT]Where stories live. Discover now