CAPÍTULO 20

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—Steven, casi es un pecado que seas tan atractivo y además cocines así de bien —papá ríe con las palabras de Tina.

—Sólo son unos wafles, no es difícil.

—¿Por qué no le heredó esa modestia a su hija? —papá vuelve a reír.

—Antes que nada —digo yo—, no seas hipócrita, tú eres de las personas menos modestas que conozco. Además, la modestia es hipocresía, estupidez o falsa moral disfrazadas. Si eres bueno en algo, no veo razón para quitarle valor.

—¿Qué me estás insinuando? —bromea papá.

—Nada. Porque te lo he dicho mil veces, si eres bueno en algo entonces lo reconoces.

—No sé cómo sentirme ante esa declaración —giro para ver a Nat parada en el umbral, luego ella camina y se sienta frente a mí en la mesa del comedor.

—Ni yo —comenta papá desde la estufa—. Buenos días, Nat, la modesta amiga de mi hija.

Ella ríe. —Buenos días, señor S. ¿Cómo durmió?

—Bien, Nat. ¿Y ustedes?

Nosotras compartimos una mirada. Casi no dormimos, estuvimos gran parte de la madrugada charlando sobre lo que sorpresiva declaración de Julieth y molestándola mucho.

—La pasamos bien—responde Tina.

—¿Y la cumpleañera?

Cuando me dormí, después de Tina y Nat, Julieth seguía muy despierta dándole vueltas a todo.

—Sigue durmiendo, señor. Ayer nos quedamos hasta muy tarde hablando.

—Sí escuché el escándalo —ríe papá—. Supongo que les ganó la emoción del cumpleaños.

Sí, papá, tú cree eso.

—¿Qué tal ustedes? —pregunto— Antes de salir del cuarto ayer te noté algo extraño.

Papá se gira, está evitando mirarme: hay algo que no me está diciendo.

Me tenso y le pregunto qué sucede, él me mira y sonríe diciéndome que no pasa nada. Lo dejo pasar porque no debe ser algo grave o el me diría.

El timbre suena, y como papá está cocinando y mis otras dos amigas no hacen el mínimo amago de curarme la pereza, no me queda más alternativa que abrir yo. Claro que no me quejo cuando me encuentro con la maravillosa imagen de Jayden sonriente, con cabello húmedo y una camisa de botones frontales que es insultante. Sí, es insultante que se vea tan bien con una simple camisa. Antes de que haga algo estúpido como lanzarme a desabrochar esos botones me muevo para dejarlo pasar.

—Hola, estrellita —Él presiona un beso en mi mejilla que dura más de lo debido y que no ayuda ni un poco a mis pensamientos de quitarle esa camisa.

—Hola, intensito.

Me giro, camino a la cocina escuchando los pasos de Jay tras mi espalda. Yo vuelvo a sentarme mientras él saluda a mis amigas y a papá, procede a poner una mesa de compras sobre la encimera y sacar algunas cosas.

—El señor Steven se me adelantó al desayuno, pero aun así podemos usar algunas cosas que traje, como las fresas.

—El señor Steven, a quien coloquialmente deberías llamar Papi suegro, cocina increíble —dice Tina y veo a todos esforzándose para no reír.

¿Por qué fui tan imbécil de prometerle a mamá que jamás las golpearía?

—En ese caso, me alegra que esté preparando el desayuno de cumpleaños de mi her...

Más Allá de los Temores (PC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora